Medios Hermanos (2020)

“Medios Hermanos” es una película que, a primera vista, parece un drama familiar con un ligero toque de thriller, pero que en realidad es mucho más compleja y, francamente, conmovedora. Renato Murguía, interpretado magistralmente por el propio actor, se presenta como un hombre aparentemente inmaculado: exitoso, cariñoso con su familia y con una vida que, en apariencia, no tiene problemas. Sin embargo, la película, dirigida con notable sutileza por Nicolás Picazo, se construye sobre la base de una profunda incertidumbre y un pasado que atormenta al protagonista hasta el momento de la boda, el evento que debería marcar el inicio de una nueva etapa. La trama no es de las más estrordinarias en su desarrollo, pero la habilidad de la película reside en la forma en que explora la psicología de Renato y la carga emocional que lleva consigo.

La dirección de Picazo es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la cinta. Evita los clichés del género, optando por una narrativa pausada y contemplativa que permite al espectador absorber el ritmo lento pero incesante de la investigación interna del protagonista. La fotografía, con sus tonos apagados y la utilización del color como símbolo (especialmente el naranja, que evoca la amenaza y el pasado), contribuye a la atmósfera de melancolía y suspenso. El uso de la música es sutil, pero efectivo, subrayando los momentos de mayor tensión o de introspección del personaje. Aunque el ritmo pueda resultar un poco lento para algunos espectadores, es precisamente este ritmo lo que permite una inmersión completa en la mente de Renato y en la complejidad de sus emociones.

La actuación de Renato Murguía es excepcional. El actor logra transmitir la angustia, la frustración y la vulnerabilidad de su personaje con una naturalidad impresionante. No recurre a excesos dramáticos, sino que utiliza la mirada, las expresiones faciales y el lenguaje corporal para comunicar las emociones que lo consumen. El resto del elenco secundario también ofrece interpretaciones sólidas, aportando profundidad y realismo a la trama. Particularmente destacable es la interpretación de María José Mauchich, que encarna la figura de la esposa del protagonista con una ternura y una fortaleza admirable.

El guion, coescrito por Picazo y Ernesto de Lucas, es inteligente y reflexivo. No se limita a presentar un misterio por resolver, sino que profundiza en temas como la identidad, el perdón, la familia y el legado. La historia de Renato es, en última instancia, una búsqueda de la verdad y de la reconciliación con su pasado. La resolución final, aunque no sea espectacular, es emotiva y satisfactoria, y deja al espectador con una sensación de esperanza. La película no ofrece respuestas fáciles, pero sí plantea interrogantes importantes sobre la naturaleza humana y las complejidades de las relaciones familiares. Un diálogo recurrente entre Renato y su padre, interpretado por un magnífico Fernando Guillén Merino, añade una capa de profundidad psicológica y genera momentos de gran intensidad emocional. Este intercambio, impregnado de amargura y deseo de comprensión, es el corazón palpitante de la película.

En definitiva, "Medios Hermanos" es una película que trasciende el género dramático familiar, ofreciendo una experiencia cinematográfica rica en matices y reflexiones. No es un espectáculo, sino una invitación a la introspección. Una película que se queda grabada en la memoria por su autenticidad y su capacidad para conectar con las emociones más profundas del espectador.

Nota: 8/10