Melodía de seducción (1989)

“Melodía de seducción” es una película que, a primera vista, podría pasar inadvertida en la densa oferta del thriller neo-noir. Sin embargo, bajo la superficie de un caso aparentemente sencillo – la muerte de cuatro hombres, cada uno con un anuncio en verso en una revista de contactos – se esconde un ejercicio de suspense psicológico deliberadamente lento y meticuloso. La dirección de Alan Parker, conocido por su sensibilidad visual y su habilidad para construir atmósferas opresivas, es fundamental para que la película funcione tan bien como lo hace. Parker se abstiene de los clichés del género, optando por un ritmo pausado que permite al espectador sumergirse en el mundo oscuro y lúgubre que ha creado.

La película se apoya en gran medida en la atmósfera, en la sensación constante de inquietud que se instala poco a poco. Las escenas en la habitación de hotel, con sus sombras y sus luces tenues, son magistrales. Parker utiliza la iluminación para crear un ambiente de desesperación y peligro inminente. La banda sonora, minimalista pero efectiva, contribuye a intensificar esa sensación. El film no ofrece grandilocuentes persecuciones ni explosiones, sino que se centra en el desarrollo de la sospecha, en la construcción de personajes y en la exploración de la oscuridad humana. La relación entre Frank (Al Pacino), el detective cínico y cansado, y su compañero, el joven y ambicioso Goodman, es uno de los pilares de la película. Pacino ofrece una actuación notable, transmitiendo la frustración y el hastío de un hombre que ha visto demasiado de la miseria humana. Goodman, en su papel de contraste, aporta una vitalidad refrescante, aunque también muestra sus propias dudas y temores. La química entre ambos actores es palpable y esencial para que la narrativa funcione.

El guion, adaptado de un relato de Robert Daley, está bien estructurado, pero no está exento de ciertas debilidades. La trama avanza a un ritmo deliberadamente lento, que puede resultar frustrante para algunos espectadores. Sin embargo, la película compensa esta lentitud con una profundidad psicológica y una exploración de temas como la soledad, la desesperación y la búsqueda de la identidad. La premisa del anuncio en verso como detonante del crimen es original e intrigante, y la película explora las posibles motivaciones detrás de este acto de desesperación. No obstante, ciertos detalles de la resolución del caso se sienten algo forzados, dejando algunas preguntas sin respuesta y, en cierto modo, perdiendo un poco de la ambigüedad que hacía tan atractiva la historia. La película no se anda con rodeos en su retrato del mundo de los contactos, mostrando una faceta oscura y peligrosa de la vida nocturna.

“Melodía de seducción” no es un thriller convencional. Es una reflexión sobre la condición humana, sobre la búsqueda de la conexión en un mundo cada vez más aislado. Si bien su ritmo pausado y su final algo ambiguo pueden no ser del gusto de todo el mundo, es una película que merece ser vista y analizada, una joya oscura y poco común en un género que a menudo se olvida de su potencial artístico. La película ofrece momentos de gran tensión y una atmósfera única, dejando una impresión duradera en el espectador.

Nota: 7/10