Mencuri Raden Saleh (2022)

“Mencuri Raden Saleh” es una película que, en principio, prometía ser una movida criminal con tintes de suspense histórico. Y en gran medida, cumple con esa promesa, aunque con algunas limitaciones inherentes a su guion. La dirección de Ifu Tubyana es notablemente estilizada, utilizando una paleta de colores vibrantes y una fotografía que recuerda a las películas de gánsteres de los años 50. Esta estética, combinada con una banda sonora cuidadosamente elegida, crea una atmósfera de intriga constante, y es, sin duda, el punto más fuerte de la película.

La historia se centra en Iqbaal Ramadhan como Arjuna, un falsificador con un pasado turbio pero con un evidente corazón noble. Su motivación es liberarla a su padre, encarcelado injustamente, y para ello asume un riesgo enorme: intentar robar el cuadro "Raden Saleh" del Museo Nacional. La premisa, aunque no del todo original, funciona bien en la puesta en escena y la película se beneficia de una ejecución dinámica. El ritmo de la película es efectivo, alternando momentos de planificación meticulosa con escenas de acción trepidantes. Sin embargo, el guion a veces se siente un poco apresurado, con diálogos que carecen de la profundidad necesaria para profundizar en las motivaciones de los personajes y en las complejas dinámicas del grupo. Se palpan ciertas tramas secundarias que, aunque interesantes, no terminan de desarrollarse plenamente.

Las actuaciones son sólidas en general. Iqbaal Ramadhan da una interpretación convincente como Arjuna, transmitiendo tanto su astucia como su vulnerabilidad. Angga Yunanda, como Jaka, aporta un toque de irreverencia y humor negro que equilibra la tensión de la trama. Aghniny Haque como Dewi, la encargada de la seguridad del equipo, ofrece una presencia imponente y de contrapunto interesante. Rachel Amanda, en el papel de Ana, la experta en tecnología, aporta un toque de sofisticación y pragmatismo. Si bien cada actor cumple con su rol, la falta de desarrollo de ciertos personajes limita su impacto emocional.

La película también explora temas de ambición, lealtad y la corrupción del poder. Se plantea la cuestión de la justicia social y la desigualdad, aunque estas reflexiones no alcanzan la profundidad que podrían haber tenido con un guion más elaborado. La banda sonora, como ya se ha mencionado, es un componente clave para la atmósfera, y contribuye a mantener al espectador enganchado a la historia. No obstante, la película no alcanza la innovación que se espera de un thriller criminal con un trasfondo histórico tan interesante como el de Raden Saleh. La historia se siente, en algunos momentos, un tanto olvidable tras la espectacularidad visual y las escenas de acción.

Finalmente, “Mencuri Raden Saleh” es una película entretenida, visualmente atractiva y con actuaciones decentes, pero que, en última instancia, se queda a medio camino. No es una obra maestra cinematográfica, pero sí una opción válida para una noche de cine con algunos efectos especiales y una historia que, si bien no sorprende, sí mantiene al espectador en vilo.

Nota: 6/10