Mennesker bliver spist (2015)

“Mennesker bliver spist” (Personas que son devoradas) no es un placer fácil de ver, pero es precisamente esa dificultad la que la convierte en una experiencia cinematográfica profunda y duradera. Esta película danesa, bajo la dirección de Søren Kragh-Jacobsen, se instala en la psique humana con una intensidad que puede resultar inquietante, incluso perturbadora, pero que, en última instancia, se justifica por la honestidad brutal con la que explora la decadencia y la desesperación.

La película se centra en Herluf, interpretado magistralmente por Erik Clausen. Clausen ofrece una actuación de una vulnerabilidad conmovedora y aterradora. Lo observamos, poco a poco, desmoronarse bajo el peso de sus propios demonios y de las sospechas que se levantan a su alrededor. La complejidad de su personaje, marcado por la culpa, la frustración y una creciente confusión, es palpable. La dirección de Kragh-Jacobsen consigue capturar la progresiva pérdida de control de Herluf, no a través de efectos especiales grandilocuentes, sino mediante pequeños detalles, miradas furtivas y gestos que revelan la fragilidad de su mente. La actuación de Bodil Jørgensen como su esposa, Bodil, es igualmente potente, transmitiendo una mezcla de amor, confusión y, quizá, un cierto nivel de complicidad. Lærke Winther, en el papel de su hija, ofrece un retrato de la preocupación y el miedo de una joven que observa cómo su padre se hunde en un abismo que no comprende.

El guion de Kragh-Jacobsen es el elemento más fuerte de la película. Evita los clichés del thriller y opta por un suspense psicológico sutil pero efectivo. La historia se desarrolla lentamente, como una niebla que avanza, construyendo la tensión a través de la ambigüedad y la insinuación. No hay respuestas fáciles; la película no te da el placer de un desenlace rápido y satisfactorio. En lugar de eso, te obliga a cuestionar la realidad, a dudar de la fiabilidad de los personajes y a confrontar la posibilidad de que la verdad sea mucho más oscura de lo que inicialmente parece. La atmósfera claustrofóbica, tanto en términos visuales como narrativos, se refuerza con la lentitud del ritmo y la iluminación sombría, creando un ambiente de opresión que se impregna en cada escena. El silencio, también, es un personaje importante, utilizado para generar aún más tensión y para enfatizar el aislamiento de los personajes.

A pesar de su lentitud y su temática sombría, “Mennesker bliver spist” es una película excepcionalmente bien ejecutada. Es una obra que no busca entretener, sino provocar, confrontar y, finalmente, dejar una marca imborrable en la mente del espectador. La película explora temas universales como la culpa, la desconfianza, el envejecimiento y la fragilidad de la memoria, pero lo hace con una voz y un estilo únicos, que la consagran como una de las obras más importantes del cine danés contemporáneo.

Nota: 8.5/10