“Menschenkörper” no es una película para ver relajado. Es una inmersión profunda en la angustia existencial y el terror psicológico, una adaptación meticulosa pero también inquietantemente distante del relato de Kafka, que se sirve de la fuerza interpretativa de Ingo Hülsmann para dar vida a una experiencia cinematográfica verdaderamente perturbadora. La película, dirigida con una precisión glacial por Robert Wiene, logra evocar una atmósfera de opresión y constante incertidumbre, donde la propia percepción del espectador se tambalea como la de su protagonista.
Hülsmann ofrece una actuación magistral, casi minimalista, pero extraordinariamente expresiva. Su personaje, el médico, no es un héroe, sino un ser solitario y desorientado que se ve arrastrado a un lugar donde las normas sociales y la lógica parecen haberse desvanecido. La intensidad de su mirada, la meticulosidad con la que realiza sus tareas, y la creciente desconfianza que irradia son los pilares de una interpretación convincente y profundamente inquietante. Su presencia física, en el entorno desolado y oscuro, funciona como una metáfora de la alienación y la pérdida de identidad. No se trata de una actuación recargada, sino de un estudio del personaje desde adentro, comunicando más con la mirada y el lenguaje corporal que con diálogos expositivos.
El guion, adaptado fielmente al original de Kafka, se basa en la sugerencia y la ambigüedad. No se intenta resolver todos los misterios que se plantean, sino que se deja que la atmósfera opresiva y los pequeños detalles, las extrañas costumbres de la comunidad, los encuentros con los habitantes, los presagios inquietantes, alimenten la sensación de incomodidad y de que algo terrible está por suceder. La dirección de fotografía, con su paleta de colores apagados, predominando los grises, marrones y negros, contribuye de manera fundamental a esta sensación de desolación y letargo. Las composiciones son deliberadamente inquietantes, con planos largos que permiten al espectador absorber la atmósfera y los detalles que contribuyen a la inquietud. La música, igualmente, es sutil y perturbadora, empleando sonidos ambientales y melodías disonantes que enfatizan la sensación de amenaza.
“Menschenkörper” es una película que no ofrece respuestas fáciles. Es un ejercicio de suspense y de atmósfera, una exploración de la fragilidad de la mente humana frente a lo desconocido. Aunque puede resultar un tanto lenta para algunos espectadores, su fuerza reside en su capacidad para generar una sensación de incomodidad persistente y para dejar una impresión duradera en la mente del espectador. Es, en definitiva, una película que requiere una actitud activa y una disposición a dejarse llevar por su atmósfera inquietante. No es un entretenimiento, sino una experiencia cinematográfica de alto voltaje, que merece la pena ser contemplada con atención. No obstante, su estilo puede no ser del gusto de todos, pero para los amantes del cine experimental y del thriller psicológico, es una joya inesperada.
Nota: 7/10