Mentorii (2025)

“Mentorii” es, sin duda, una película que se ancla profundamente en la atmósfera inquietante y ancestral de Transilvania, pero que, lamentablemente, no logra alcanzar la grandiosidad que su premisa prometía. La historia, centrada en la relación entre un ermitaño anciano y un joven atormentado, plantea una interesante exploración del legado familiar, la redención y la búsqueda de la identidad, elementos que han resonado con fuerza en el cine de terror y drama rural en los últimos años. Sin embargo, la ejecución, aunque visualmente atractiva, carece de la profundidad y el pulido necesarios para consolidarse como una obra memorable.

La dirección de Ion Popescu, cuyo estilo se inclina por la contemplación y el uso del paisaje como personaje, logra crear un ambiente palpablemente opresivo y lleno de misterio. Las tomas en la inmensidad de los campos oscuros, las casas abandonadas y los bosques retorcidos son, en su mayoría, efectivas para transmitir la soledad y la melancolía que impregnan la película. No obstante, a veces esta lentitud se vuelve excesiva, ralentizando el ritmo narrativo y erosionando el interés del espectador. Popescu busca una belleza melancólica, pero a veces esta búsqueda se pierde en una atmósfera estática.

La actuación de Gabriel Ionescu como “Mentor” es el punto más fuerte de la película. Ionescu ofrece una interpretación sutil y magistral, transmitiendo la sabiduría y el peso de una vida vivida en soledad. Su presencia es imponente, no a través de gestos teatrales, sino por la mirada penetrante y el gesto sereno que refleja la experiencia acumulada. El joven protagonista, interpretado por Adrian Vasilescu, inicialmente resulta algo plano, aunque Vasilesuce logra dar vida a la frustración y el dolor que definen a su personaje. Su transformación, aunque gradual, no siempre está suficientemente justificada, y el espectador se queda con la sensación de que necesita un desarrollo más profundo.

El guion, escrito por Lavinia Marin, presenta ideas interesantes, pero su desarrollo es confuso y, en ocasiones, inconsistente. La trama se centra demasiado en la exposición de mitos y leyendas locales, desaprovechando la oportunidad de explorar las motivaciones psicológicas de los personajes. El conflicto principal, que gira en torno al pasado familiar del protagonista, se presenta de forma abrupta, con revelaciones que parecen sacadas de la nada. La película se beneficia de un simbolismo visual rico, pero éste a veces resulta forzado y, en lugar de enriquecer la historia, la complica. La exploración de la conexión entre generaciones, aunque presente, no logra desplegarse con la intensidad que se le exige, dejando la conclusión algo insatisfactoria.

En definitiva, "Mentorii" es una película con potencial, pero que no logra liberar plenamente su promesa. Es una obra visualmente agradable, con una actuación destacada del protagonista, pero que se ve lastrada por un guion desigual y una dirección que, en ocasiones, se pierde en la contemplación.

Nota: 6/10