Menudo bocazas (2001)

“Menudo Bocazas” no es precisamente una obra maestra cinematográfica, pero sí que ofrece un entretenimiento de acción y suspense efectivo, si bien predecible. La película, con una puesta en escena que recuerda a las producciones de acción de los años 90, se aferra a la premisa de un hombre de negocios de Nueva York, Daryl Chase, que se ve arrastrado por el mundo del narcotráfico mexicano, forzándolo a adoptar la identidad de un ladrón de poca monta. Esta dualidad, que plantea un interesante conflicto interno para el protagonista, es el núcleo de la historia y, en general, funciona bastante bien. Sin embargo, no logra elevar la película por encima de su género.

La dirección de David Moreau logra mantener un ritmo constante, aunque carente de brillantez. Las escenas de persecución son coreografiadas con cierto dinamismo y se aprovechan bien los espacios urbanos de la Ciudad de México, logrando un ambiente visualmente estimulante. Sin embargo, la película a veces se queda en la mera ejecución de secuencias de acción, sin profundizar en las motivaciones de los personajes o en el desarrollo de las relaciones. El contraste entre el mundo lujoso y sofisticado de Daryl y la vida marginal de Freddy Tiffani se presenta, en principio, como un gancho para explorar temas de identidad, corrupción y las consecuencias de las decisiones. Sin embargo, esta vertiente se diluye en favor de la acción desenfrenada.

Las actuaciones son decentes, sin alcanzar la excelencia. Javier Babiano, como Daryl Chase, ofrece una interpretación convincente en su papel de hombre de negocios corrompido. Su transformación en Freddy Tiffani es más sorprendente gracias a su capacidad de cambiar la actitud y el lenguaje, aunque el cambio de personalidad se siente algo forzado. El resto del reparto cumple su cometido, con algunas actuaciones destacando en papeles secundarios, como la de Eduardo Verdaguer como el jefe del cartel, que aporta una presencia imponente y amenazante. No obstante, la complejidad de los personajes es limitada, lo que dificulta que el espectador se conecte emocionalmente con ellos.

El guion, a pesar de tener un punto de partida interesante, se siente a veces superficial y carente de originalidad. Los diálogos son directos y funcionales, pero no aportan profundidad ni matices a la trama. La historia, si bien tiene sus momentos de tensión, recae en clichés del género de acción y no ofrece sorpresas significativas. El desarrollo de la trama se centra en la persecución constante de Daryl/Freddy por parte del cartel, con poca exploración de las implicaciones morales y legales de sus acciones. La resolución, aunque satisfactoria desde el punto de vista narrativo, es un tanto predecible.

En definitiva, “Menudo Bocazas” es una película de acción entretenida pero olvidable, que ofrece un escape rápido y sin complicaciones. No es una obra que deje una impresión duradera, pero tampoco es una experiencia negativa. Es un entretenimiento discreto para aquellos que buscan una película de acción estándar, sin pretensiones artísticas ni profundidades filosóficas.

Nota: 6/10