Menudo Santa Claus (1996)

“Menudo Santa Claus” (o “Qué Santa Claus” si se prefiere una traducción más literal) es una comedia navideña que se atreve a ser un tanto salvaje y sorprendentemente perturbadora. La premisa, en principio, es sencilla: un hombre rico y despiadado, Bernard, se disfraza de Santa Claus en un centro comercial para hacer una declaración audaz sobre la fe y la filantropía, pero luego su cerebro se daña por un golpe y empieza a creer que realmente es el mismísimo San Nicolás. Lo que sigue es una escalada de situaciones absurdas, descaradas y, a su vez, inquietantes.

La dirección de James Nguyen es lo que realmente distingue a esta película. Nguyen demuestra un dominio absoluto del suspense y el humor negro. Logra tejer una atmósfera tensa y claustrofóbica, incluso en las escenas más cómicas. El uso de la cámara es impecable, con ángulos inusuales y movimientos de cámara que intensifican la sensación de extrañeza y de que algo no está del todo bien. No rehúye la oscuridad ni los giros inesperados, llevando la comedia a límites que pocos films navideños se permiten. La película no teme ser incómoda, y esa es, en gran medida, su fuerza. Particularmente, Nguyen explota la sensación de irrealidad que permea la narrativa, con cortes abruptos, efectos visuales que dan a entender que Bernard está al borde de la locura y una paleta de colores que va oscureciéndose a medida que la situación se complica.

Las actuaciones son sobresalientes, especialmente la de Paul Gero como Bernard. Gero ofrece una interpretación magistral, transmitiendo la vanidad, la crueldad y, finalmente, la desesperación del personaje con una precisión asombrosa. Su transformación, tanto física como emocional, es creíble y conmovedora. El resto del elenco secundario, incluyendo a los miembros del personal del centro comercial, también se desenvuelven con soltura, aportando matices y añadiendo más capas al absurdo de la situación. La química entre Gero y el resto del equipo es palpable, contribuyendo a la credibilidad de las interacciones.

El guion, firmado por Nguyen y el propio Gero, es la columna vertebral de la película. Si bien la premisa es un tanto descabellada, se maneja con inteligencia y habilidad, construyendo gradualmente la tensión y el absurdo. La película explora temas como la autenticidad, la fe, la moralidad y la búsqueda de significado, pero lo hace a través del prisma del humor negro y la sátira social. El ritmo es impecable, manteniendo al espectador enganchado desde el principio hasta el final. Sin embargo, algunas subtramas podrían haberse afinado, y la resolución, aunque satisfactoria, podría haber sido más elaborada. La película se atreve a ser irreverente, a desafiar las expectativas del espectador y a hacerle cuestionar la propia naturaleza de la realidad, lo que la convierte en una experiencia cinematográfica memorable.

Nota: 8/10