Mercenarios de élite (2020)

“Mercenarios de élite” es, en esencia, una fórmula probada: un CEO poderoso, un peligro inminente y una necesidad desesperada de protección. No obstante, esta película de acción y suspense, dirigida por Christian Benítez, logra mantener un cierto nivel de entretenimiento gracias a su ejecución visualmente atractiva y a la palpable tensión que genera a lo largo de su metraje. La película, que ha atraído la atención por su presupuesto y la presencia de figuras del estrellato, se centra en Donovan Chalmers (Robert Mitchell), un magnate tecnológico cuya vida se ve amenazada cuando su hija es secuestrada por un grupo terrorista con motivos puramente económicos.

Christian Benítez se distingue por un manejo del ritmo ágil, aprovechando al máximo los espacios exteriores y las persecuciones. La película está rodada con una estética moderna y limpia que se adapta perfectamente a la temática de la alta tecnología, utilizando planos dinámicos y una banda sonora electrónica que intensifica el dramatismo. La dirección de arte es notable, construyendo un mundo futurista que, aunque no reinventa la rueda, cumple su función de contextualizar la historia. Sin embargo, debo reconocer que el estilo visual, a veces, se convierte en un fin en sí mismo, eclipsando en ocasiones la profundidad narrativa.

Las actuaciones son un punto fuerte. Robert Mitchell, en el papel de Donovan Chalmers, ofrece una interpretación convincente como un hombre que lucha por proteger a su familia, revelando una vulnerabilidad inesperada bajo su fachada de poder y control. También destaco la actuación de Samantha Roberts como la agente de seguridad, agente de la ley con un pasado turbio, que aporta un toque de complejidad al personaje. El resto del elenco, incluyendo a los miembros del grupo terrorista, cumple su cometido sin destacar, aunque cada uno aporta su dosis de intensidad a las escenas de acción. No obstante, la caracterización de los antagonistas es algo superficial; se apuesta más por el espectáculo que por la exploración de sus motivaciones.

El guion, en general, es sólido, aunque se permite caer en clichés del género. La trama, aunque fluida y entretenida, carece de una originalidad que le permitiera sobresalir. El desarrollo de la historia se centra principalmente en la acción y la persecución, dejando de lado un análisis más profundo de las consecuencias de la obsesión por el poder y la privacidad. La resolución, aunque satisfactoria, es predecible y un tanto apresurada. El intento de explorar temas como la ética de la vigilancia y la manipulación de la información se diluye en un despliegue de explosiones y tiroteos.

En definitiva, "Mercenarios de élite" es una película de acción disfrutable, pero que no alcanza un nivel superior. Ofrece un entretenimiento visualmente estimulante y algunas buenas actuaciones, pero su guion convencional y su enfoque excesivo en el espectáculo limitan su potencial. Si buscas una película que te mantenga enganchado con adrenalina y efectos especiales, probablemente te entretenga, pero no esperes una historia que te deje pensando mucho después de que terminen los créditos.

Nota: 6/10