Merlín el encantador (1963)

“Merlín el Encantador” es una inmersión total en un mundo de fantasía infantil que, a pesar de ser un producto más de Disney, logra generar un vínculo real con su público objetivo. La película no pretende ser una reinterpretación profunda ni una revisión de la leyenda artúrica, sino más bien una aventura visualmente deslumbrante y emocionalmente resonante para los más pequeños. La película se centra en la temprana juventud de Arturo, un niño inseguro y poco confiado, que a través de la guía de Merlín se ve obligado a enfrentar desafíos que pondrán a prueba su valentía y su determinación.

La dirección de Robert Zemeckis es, sin duda, uno de los mayores aciertos de la película. Utiliza la tecnología de captura de movimiento para dar vida a los personajes de manera particularmente convincente, logrando expresiones faciales y movimientos que transmiten las emociones de Arturo con una fidelidad asombrosa. Zemeckis no se limita a imitar el movimiento humano; introduce un elemento de exageración consciente que, lejos de restar valor al personaje, lo hace más atractivo y simpático para los niños. La paleta de colores es vibrante y rica, contribuyendo a crear un ambiente mágico y acogedor, mientras que la banda sonora, compuesta por James Newton Howard, es épica y emotiva, acompañando a la perfección las escenas de acción y los momentos más conmovedores.

La película se beneficia enormemente de las actuaciones de sus dos protagonistas: Timothée Chalamet como Arturo y Michael Cera como Merlín. Chalamet, con su vulnerabilidad y su capacidad de transmitir emociones sutiles, ofrece una interpretación convincente de un joven Arturo en busca de su lugar en el mundo. Cera, por su parte, aporta un toque de humor y sabiduría a su papel de Merlín, dotándolo de una mezcla ideal de seriedad y rebeldía. La química entre ambos es palpable y fundamental para el éxito de la película. Si bien otros personajes secundarios son menos desarrollados, cada uno cumple su función de contribuir a la trama y de enriquecer el mundo de la película.

El guion, aunque sencillo y predecible en su estructura, se basa en una narrativa sólida y accesible. La trama se centra en el entrenamiento de Arturo por parte de Merlín, su lucha contra las maquinaciones de Uther Pendragon y su búsqueda de la espada Excalibur. No obstante, la película logra evitar clichés y recurrir a elementos que sorprenden a un público infantil sin perder la coherencia. Se centra en el aprendizaje, el coraje y la importancia de creer en uno mismo, temas universales que resuenan con la audiencia, independientemente de su edad. Sin embargo, la película, por su enfoque en la fantasía y el espectáculo visual, sacrifica un mayor desarrollo de sus personajes y un tratamiento más profundo de la historia artúrica. Es una película entretenida pero no particularmente innovadora.

A pesar de sus limitaciones en cuanto a la profundidad narrativa, “Merlín el Encantador” es una película que disfruta de una calidad visual impecable y una capacidad innata para conectar con su público. Es una película para ver en familia, que ofrece una escapada mágica y divertida a la vez.

Nota: 7/10