“Mesa de Regalos” es una comedia negra sorprendentemente inquietante que, a pesar de sus intenciones humorísticas, logra plantar una semilla de duda y melancolía en el espectador. Dirigida con una mirada fresca y a menudo incómoda por Daniel Fernández Alonso, la película se centra en la relación de Nicolás y Antonia, dos amigos atrapados en una espiral de frustración existencial y, por extensión, en un plan desesperado para recuperar un poco de control sobre sus vidas. La premisa, la organización de una boda falsa con el objetivo de robar los regalos, podría parecer kitsch y banal, pero el director la ejecuta con una sutileza que la eleva por encima de lo trivial.
Las actuaciones son, en general, sobresalientes. Pablo Molinaro y Lucía Jiménez encarnan a Nicolás y Antonia con una autenticidad palpable. Molinaro transmite la desesperación y el resentimiento de Nicolás de una forma convincente, mostrando un carácter que, aunque claramente problemático, resulta comprensible. Jiménez, por su parte, aporta una mezcla perfecta de ingenio, vulnerabilidad y una evidente incomodidad ante la situación en la que se encuentra. El guion, coescrito por Molinaro y Jiménez, se beneficia de esta química en pantalla, y los diálogos, aunque a veces mordaces, revelan las tensiones y las verdaderas emociones entre los personajes de forma efectiva. Sin embargo, el guion no está exento de algunos momentos forzados, donde la comedia palidece un tanto frente a la necesidad de construir la trama.
La dirección de Alonso es donde la película realmente brilla. La ambientación en un entorno social adinerado y aparentemente superficial, con sus reuniones de bodas y sus conversaciones triviales, crea una atmósfera de desconcierto y desasosiego. Se intuye, con precisión, la inestabilidad emocional subyacente en esa sociedad, la necesidad de aparentar y la dificultad para conectar genuinamente. La película no se limita a burlarse de las convenciones sociales; expone la soledad y la falta de propósito que se esconden detrás de la fachada de la prosperidad. La fotografía, con una paleta de colores sutilmente apagada, refuerza esta sensación de alienación y de incomodidad. La banda sonora, minimalista y evocadora, complementa a la perfección la narrativa. Aunque la película, en su planteamiento inicial, parece un simple thriller cómico, se transforma lentamente en una exploración más profunda de la naturaleza humana, de las relaciones complicadas y de la búsqueda de la felicidad en un mundo que a menudo nos condena a la mediocridad.
Si bien la trama puede resultar un tanto predecible en ciertos puntos, “Mesa de Regalos” es una comedia negra inteligente y provocadora que merece la pena ver. Es una película que te deja pensando en las decisiones que tomamos y en las consecuencias que pueden tener. Nota: 7/10