Mi amigo pony (2020)

“Mi amigo Pony” es una película que, lejos de ser un simple relato infantil, se revela como una conmovedora reflexión sobre la soledad, la injusticia y la fuerza de la amistad. La dirección de Audrey Toperon es notablemente delicada, logrando crear una atmósfera rural francesa de gran belleza visual y palpable melancolía. El uso de la luz natural, las vistas panorámicas de la Provenza y los detalles de la vida en el pequeño pueblo francés son elementos que contribuyen a sumergir al espectador en la historia y a establecer una conexión emocional inmediata con los personajes. La película no se contenta con mostrar paisajes; utiliza el entorno para reflejar el estado emocional de Cécile, a medida que se siente más aislada y vulnerable.

El guion, adaptado de la novela de Sophie Cassard, es la columna vertebral de la película. La trama, aunque aparentemente sencilla, está llena de matices que invitan a la reflexión. No se reduce a una simple historia de rescate animal, sino que explora temas más amplios como la crueldad, la dependencia, la pérdida de la inocencia y la importancia de la empatía. Las diálogos son naturales y honestos, evitando la grandilocuencia propia de muchos relatos juveniles. La película no rehúye de momentos de tensión y peligro, pero los equilibra con escenas de calidez y ternura entre Cécile y Poly. El ritmo, a veces pausado, permite un desarrollo profundo de los personajes y su relación.

Las actuaciones son excepcionales, especialmente la de la joven Alba Gaulard como Cécile. Transmite con creencia la vulnerabilidad y la determinación de una niña que lucha por defender a un ser indefenso. Su conexión con Poly es el corazón de la película y Alba logra proyectar esa relación con una sutileza y una autenticidad que cautivan. El veterano Frédéric Portieu como el director del circo, Brancalou, ofrece una interpretación sutil pero inquietante, evocando una figura oscura y amenazante, mientras que Antoine Limitra como Victor, el misterioso hombre que ayuda a Cécile, aporta un aire de complejidad y un toque de incertidumbre. La química entre los actores es palpable y fundamental para el éxito de la película.

Sin embargo, la película no es perfecta. A veces la trama se vuelve un poco confusa, especialmente en las secuencias de persecución, y la resolución final podría haber sido más contundente. No obstante, estas pequeñas imperfecciones no empañan la experiencia general. “Mi amigo Pony” es, ante todo, un canto a la amistad incondicional y a la valentía ante la adversidad. Es una película que permanecerá en la memoria, invitándonos a reflexionar sobre nuestra propia capacidad para defender aquello que creemos importante. Es una película para niños y para adultos, que toca fibras sensibles y que nos recuerda el valor de la compasión y la importancia de no juzgar a los demás.

Nota: 7.5/10