Mi gato Angus, el primer morreo y el plasta de mi padre (2008)

“Mi gato Angus, el primer morreo y el plasta de mi padre” (2008) es una película que se siente, irónicamente, como un viaje nostálgico a una época que nunca realmente vivimos, pero que la generación millennial recuerda con un cariño agridulce. La película, dirigida por Christian Petzold, no es precisamente una obra maestra cinematográfica, pero sí logra capturar con notable fidelidad la sensación de inseguridad, la torpeza adolescente y la búsqueda incesante de la identidad que definen la adolescencia. La película no pretende ofrecer una visión idealizada, sino más bien un retrato crudo y, a veces, embarazoso de las primeras vivencias románticas, las amistades desinteresadas y la constante necesidad de validación que caracterizan a esta etapa de la vida.

El guion, adaptado de la novela homónima de Marian Keyes, es un punto fuerte de la película. Petzold y los guionistas logran plasmar la voz juvenil y a menudo sarcástica de Georgia Nicolson, con un diálogo natural y una escritura que no se toma demasiado en serio a sus personajes. Sin embargo, el ritmo puede resultar un poco irregular. Hay momentos de gran tensión y humor, como las situaciones donde Georgia, impulsada por la desesperación romántica, decide manipular y engañar a sus amigos, pero también hay pasajes más lentos que pueden distraer al espectador. La película no se esfuerza en grandes elaboraciones visuales o narrativas, eligiendo la sutileza y la autenticidad como pilares de su estilo, una decisión acertada que refleja la verdad de la vida adolescente, llena de momentos insignificantes que, en retrospectiva, se convierten en recuerdos imborrables.

La dirección de Christian Petzold es precisa y discreta. No intenta impresionar con efectos especiales o planos complejos. Se centra en capturar las expresiones faciales de los actores, los gestos y los diálogos, transmitiendo la incomodidad, la frustración y la alegría de los personajes. Las actuaciones son, en general, sólidas. Georgia Groome como Georgia Nicolson ofrece una interpretación convincente, logrando transmitir la vulnerabilidad y la torpeza de su protagonista. Aaron Johnson, como Robbie, no es un héroe romántico idealizado. Es un chico inseguro y a menudo inmaduro, lo que hace que su relación con Georgia sea más realista y, por ende, más atractiva. Los actores que interpretan a las tres amigas de Georgia – Laura Dodsworth, Olivia Colman, y James Wood) – aportan un gran colorido y dinamismo a la película, creando una galería de personajes secundarios memorables.

Sin embargo, la película no está exenta de defectos. El tono, a veces, puede caer en lo melodramático, y algunas de las situaciones, aunque cómicas, resultan un poco exageradas. Además, la película se centra casi exclusivamente en la experiencia romántica de Georgia, relegando a un segundo plano otros aspectos importantes de la vida adolescente, como la familia y la amistad. No obstante, estas pequeñas fallas no empañan la valía de la película, que ofrece una mirada honesta y divertida a las primeras vivencias románticas y a las complejidades de la adolescencia. Es un retrato con defectos, pero con corazón, que resuena con fuerza en el espectador adulto que recuerda su propia adolescencia.

Nota: 7/10