Mi gran aventura sexual (2012)

“Mi gran aventura sexual” no es, precisamente, una obra maestra cinematográfica. Sin embargo, se revela como una película sorprendentemente ambiciosa, que se atreve a explorar territorios tabú y, aunque con algunos tropiezos, logra mantener al espectador intrigado –y a veces, incluso incomodo– durante más de hora y media. La película, dirigida por Jake Szymanski, no busca la glorificación del sexo o la violencia, sino más bien, ofrecer una mirada cruda y a menudo perturbadora a las motivaciones que impulsan a algunos individuos a buscar una transformación sexual, a pesar de su aparente insatisfacción interna.

La película se centra en Jordan Abrams, interpretado con una mezcla de torpeza y vulnerabilidad por parte de Mark Duplass. Su personaje, un contador meticuloso y frustrado por su vida monótona, desencadena una búsqueda desesperada de la satisfacción sexual que lo lleva a involucrarse con Julia (Constance Wu), una stripper que, como sugiere el título, se ofrece a guiarlo en este viaje. La relación entre ambos, aunque inherentemente desigual y basada en un intercambio de servicios, es el núcleo emocional de la trama y Duplass logra transmitir la inseguridad y la confusión de Jordan, haciéndolo un personaje con el que, contra todo pronóstico, te puedes identificar. Wu, por su parte, ofrece una interpretación sólida como Julia, capturando la complejidad de su personaje –una mujer marcada por la experiencia y el deseo de control– y su pragmático, aunque a veces despiadado, enfoque hacia la búsqueda de la satisfacción.

La dirección de Szymanski es, en general, competente. El uso de la cámara es interesante, fluyendo a través de las escenas de clubes nocturnos con una fluidez que crea una atmósfera cargada y sensual. El diseño de producción y la vestuario son igualmente efectivos, contribuyendo a la inmersión en este mundo marginal. Sin embargo, la película se queda a menudo en la superficie, evitando profundizar en las razones subyacentes de la insatisfacción de Jordan y en el trauma que podría haber influido en el comportamiento de Julia. La trama, aunque entretenida, se siente a veces forzada, con algunos diálogos que resultan artificiosos y la inclusión de ciertos elementos –como la exploración del trasvestismo– que, aunque relevantes para la temática, parecen añadidos a propósito que diluyen el impacto emocional.

No obstante, la película no se limita a ser un simple relato sobre la búsqueda de la satisfacción sexual. A través de las experiencias de Jordan y Julia, se plantean cuestiones interesantes sobre la identidad, la autoaceptación y la naturaleza del deseo. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que deja al espectador reflexionando sobre la complejidad de las relaciones humanas y la importancia de entender las motivaciones que impulsan a cada individuo. A pesar de sus defectos, “Mi gran aventura sexual” es una película que, sin duda, provocará debate y discusión, y que, en última instancia, se queda en la memoria por su valentía al abordar temas controvertidos.

Nota: 6.5/10