Mi gran boda griega 2 (2016)

‘Mi gran boda griega 2’ no es simplemente una secuela, es un recordatorio nostálgico de la fórmula que hizo tan querida a su predecesora. Diez años después de los eventos del primer filme, Maya y Ian están viviendo una feliz vida con su hija, Lulu, y Maya se prepara para casarse con su nuevo novio, Adam. La película, dirigida por Nicholas Stoller, regresa a las costas griegas y, aunque busca replicar la magia del original, se queda a medio camino, luchando por superar el peso de su legado.

La dirección de Stoller es competente, pero carece de la audacia y el encanto del original. La película se concentra más en los detalles de la organización de la boda, presentando un festival de detalles temáticos y situaciones exageradas que, en lugar de ser cómicas, se sienten un poco forzadas. La fotografía y la banda sonora, elementos cruciales para la atmósfera del primer filme, aunque presentes, no logran transmitir el mismo sentimiento de alegría y celebración. Se siente una producción cuidada, sí, pero con una falta de corazón que penaliza la experiencia general.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Anna Kendrick se mantiene como la cara del espectáculo, y su química con el también actor John Francis Daley es notable. Kendrick aporta el humor y la vulnerabilidad que le valieron el éxito en 2002, aunque esta vez su personaje se ve más plano, enfrentado a una situación más compleja que no siempre se explora con la profundidad que merece. Daley, por otro lado, se limita a ser el compañero encantador, sin llegar a desarrollar un personaje que realmente compita con el carisma de Maya. La incorporación de Andy Jankos como el hijo de Maya y Ian, también aporta momentos divertidos, pero su arco argumental es precipitado y no ofrece un impacto emocional significativo.

El guion, sin duda, es el punto más débil de la película. Las bromas se sienten repetitivas, derivadas de elementos ya conocidos, y el desarrollo de la trama secundaria, que involucra el secreto de la familia Portokalos, es confuso y poco satisfactorio. La película se pierde en exposiciones innecesarias y diálogos que intentan ser ingeniosos pero que terminan siendo torpes. El giro argumental, que pretende sorprender, resulta predecible y, en última instancia, disminuye la carga emocional de la historia. Se intenta abordar temas como las relaciones familiares y la aceptación, pero de forma superficial y, a menudo, humorística, perdiendo la oportunidad de profundizar en las complejidades emocionales de los personajes.

En definitiva, 'Mi gran boda griega 2’ es un entretenimiento ligero y sin pretensiones, ideal para una noche de cine familiar. Sin embargo, carece de la chispa original y la profundidad emocional que la convirtieron en un clásico. Es una película olvidable, aunque agradable en su momento, que, aunque intenta honrar su predecesora, se queda a medio camino de alcanzar la grandeza.

Nota: 6/10