Mi novio es un ladrón (2008)

“Mi novio es un ladrón” (2008) es una comedia romántica con toques de acción que, sorprendentemente, logra mantenerse por encima de la media gracias a su ejecución refrescante y a la química entre sus protagonistas. La película, dirigida por Richard LaGravité, ofrece un fresco y divertido relato sobre el choque de mundos y las complicaciones familiares, explorando temas como la independencia, la aceptación y, claro está, el amor en todas sus formas.

La dirección de LaGravité es deliberadamente desenfadada. No se toma la comedia demasiado en serio, cultivando un tono ligero y a veces incluso absurdo. El ritmo es ágil, manteniendo al espectador enganchado desde el inicio. Hay escenas particularmente memorables, como las persecuciones de arte o las situaciones vergonzosas que surgen cuando Tommy intenta integrarse en la vida de Marty. Sin embargo, la película podría haber beneficiado de una mayor exploración de las motivaciones de los personajes. Algunas decisiones estilísticas, como la banda sonora, a veces parecen forzadas para enfatizar el humor, perdiendo así su impacto real.

Las actuaciones son el corazón de la película. James Marsden y Amanda Seyfried demuestran una química magnética y un encaje natural en sus roles. Marsden, como el agente federal Henry, ofrece un retrato de un hombre atrapado entre su deber y su deseo de conectar con su familia. Su personaje evoluciona a lo largo de la trama, mostrando una vulnerabilidad y un sentido del humor que lo hacen simpático y comprensible. Seyfried, en el papel de Marty, la madre de Henry, es una revelación. Su interpretación es audaz y llena de matices, evitando caer en la caricatura. Demuestra una capacidad interpretativa sorprendente, equilibrando la locura con momentos de genuina emoción. La relación entre Henry y Marty, construida sobre el humor y la resistencia, es el punto central de la historia y se siente creíble. Además, las interpretaciones de los secundarios, como John Turturro y Richard Jenkins, enriquecen el universo de la película, aportando autenticidad y humanidad a los personajes secundarios.

El guion, aunque entretenido, no alcanza una profundidad significativa. La trama principal es predecible, siguiendo los patrones de las comedias románticas con elementos de acción. Sin embargo, la película compensa con su enfoque en la relación entre Henry y Marty, y con sus momentos de humor y situaciones inesperadas. El diálogo, en general, es inteligente y afilado, aunque algunas líneas pueden resultar excesivamente expositivas. La película podría haber aprovechado más el elemento del robo de arte para generar tensión y suspense, pero finalmente se centra en el desarrollo de la relación entre los personajes.

En definitiva, "Mi novio es un ladrón" es una comedia romántica ligera y entretenida que, a pesar de sus debilidades en el guion, consigue sorprender por la química entre sus protagonistas y por su capacidad para generar momentos de humor genuino. Es una película que sabe reírse de sí misma y que invita a suspirar ante la complejidad de las relaciones familiares. Una opción agradable para una noche de cine.

Nota: 7/10