Mi Obsesión por Helena (1993)

“Mi Obsesión por Helena” no es una película fácil de digerir. Dirigida por Geoffrey Lapold, la obra de 1995 se presenta como una exploración oscura y, a menudo, desconcertante de la obsesión, la memoria y el peso del pasado. La película no se ofrece como un melodrama romántico, sino como una inmersión profunda en la mente fracturada de Nick Cavanaugh, un cirujano obsesionado con un recuerdo de una mujer llamada Helena, cuya imagen se ha convertido en el eje central de su existencia. Julian Sands, con su habitual elegancia contenida, ofrece una actuación magistral, capaz de transmitir la desesperación contenida y la fragilidad emocional de Nick con una sutileza impresionante. No es una interpretación grandilocuente, sino una demostración de la maestría de un actor que sabe comunicar mucho con la mirada y el gesto.

La historia, como venimos a saber, está profundamente ligada a la figura de Helena, una mujer que Nick conoció hace años y la cual, por razones que la trama revela de forma gradual y perturbadora, ahora persiste como un fantasma en su interior. La película no rehuye la repulsión que esta obsesión puede generar, ni tampoco la ambigüedad moral que esta conlleva. La persistencia de Nick en la búsqueda de Helena, incluso cuando éste resulta ser una construcción imaginaria, plantea preguntas incómodas sobre la naturaleza de la memoria, el deseo y el escapismo. El guion, coescrito por Lapold y David Ray, desarrolla la atmósfera con un ritmo pausado y evocador, creando una sensación constante de inquietud y desasosiego. No es una película que intente sorprender con giros argumentales, sino que se concentra en la atmósfera y en la transformación psicológica de su protagonista.

La dirección de Lapold es notablemente precisa. La película se beneficia de una fotografía sombría, casi monocromática, que refuerza la sensación de melancolía y aislamiento. El uso de la luz y la sombra es constante, creando una sensación de irrealidad y de que la memoria de Helena es una entidad intangible, un espectro que acecha en el interior de Nick. Sin embargo, la película no es exenta de defectos. En ciertos momentos, el ritmo se vuelve excesivamente lento, y algunos flashbacks, aunque bien ejecutados, podrían haberse condensado sin perder sustancia. Además, la narrativa se beneficia de una mayor explicación de los motivos detrás de la obsesión, aunque esto podría haber diluido el impacto final de la historia. En definitiva, "Mi Obsesión por Helena" es una película que se queda con el espectador, después de que los créditos finales hayan terminado de rodar, por su atmósfera inquietante y su reflexión sobre la naturaleza del deseo y la memoria.

Nota: 7/10