Miles (2017)

“Miles” es, en su esencia, una película de barrio, un drama adolescente que se centra en la pequeña ciudad de Illinois y en el impacto que una inesperada oportunidad puede tener en la vida de sus habitantes. La película, dirigida por Robert Greenfield, va más allá de la mera historia de voleibol; se trata de la exploración de las expectativas sociales, las relaciones familiares y el coraje necesario para romper con lo establecido. No es una obra maestra cinematográfica, pero sí una historia honesta y convincente, sobre todo gracias a la dirección, las actuaciones y un guion que, a pesar de sus momentos de previsibilidad, logra generar cierta empatía con sus personajes.

Greenfield, en su primera película, demuestra un control notable de la cámara y un ojo para la belleza en lo cotidiano. Las tomas que capturan la monotonía y la apacibilidad de la vida en el campo son particularmente efectivas. La dirección se encarga de construir una atmósfera de cierto fatalismo, un sentimiento de que el destino de estos personajes está predestinado. Sin embargo, la película a veces cae en clichés del género, presentando algunos momentos dramáticos que, aunque bien actuados, no aportan mucha profundidad. La forma en que se manejan los personajes femeninos, en particular, necesita una mirada más crítica, aunque la intención de desafiar las estereotipos es indudable.

El núcleo de la película reside en la interpretación de Eli Brown como Miles Walton. Brown ofrece una actuación sutil pero llena de matices. Evita caer en la caricatura del chico rebelde o del héroe improbable. En lugar de eso, nos presenta a un joven inseguro, vulnerable y con un anhelo profundo de ser visto y aceptado. Su evolución a lo largo de la película, desde la timidez inicial hasta la confrontación final, es el motor principal de la trama. Las actuaciones secundarias, encabezadas por Michael C. Hall y Heather Graham, también son sólidas, aportando riqueza a la dinámica familiar y a la comunidad. La tensión entre las relaciones familiares y la presión social es palpable y, en muchos momentos, conmovedora. Hall, especialmente, consigue transmitir la frustración y el orgullo de un padre que lucha por comprender la visión de su hijo.

El guion, aunque a veces predecible en sus giros argumentales, es capaz de evocar emociones sinceras. La idea de que un joven tímido y poco atlético pueda unirse al equipo de voleibol femenino y, al hacerlo, provocar un terremoto social en su pequeña ciudad, es, en sí misma, un punto de partida prometedor. No obstante, el desarrollo de las subtramas y las motivaciones de algunos personajes podrían haberse profundizado más. El ritmo de la película es pausado, lo que permite apreciar la atmósfera y las relaciones interpersonales, pero también puede sentirse un poco lento en algunos momentos. Sin embargo, la película logra mantener el interés del espectador gracias a su mensaje sobre la importancia de perseguir tus sueños, sin importar lo que digan los demás. "Miles" es, en definitiva, una película que honra la vida, la familia y la búsqueda de la identidad.

Nota: 7/10