Minions: El origen de Gru (2022)

“Minions: El Origen de Gru” es, en su esencia, una carta de amor a los irreverentes Minions, y la película lo hace con una alegría desbordante y un entusiasmo contagioso que, para ser honesto, a veces supera con creces la sustancia. Dirigida por Mike Yonaga y Chris Renaud, la película se adentra en los años 70, ofreciendo un despliegue visualmente atractivo y con una estética cuidadosamente recreada. La dirección, en general, es competente, manteniendo el ritmo sostenido y aprovechando al máximo el potencial cómico del material. Sin embargo, la película se beneficia enormemente de su simpleza, permitiendo que la trama, aunque básica, se centre completamente en lo que realmente importa: los Minions.

La película funciona, fundamentalmente, gracias a la química entre los personajes. Las actuaciones de los actores de voz (Steveson, Pugh, Seger, etc.) son sólidas, pero son los Minions los verdaderos protagonistas. Sus interacciones, sus travesuras, sus errores y sus momentos de genialidad involuntaria son lo que le dan vida a la historia. El personaje de Bob, interpretado magistralmente por Seger, se convierte en el corazón de la película y su constante lucha por ser aceptado por el grupo es uno de los puntos fuertes de la trama. La película hace un trabajo admirable al mostrar el lado vulnerable de estos pequeños seres, humanizándolos sin perder su esencia torpe y divertida. La interpretación de Seger es, sencillamente, conmovedora.

El guion, por otro lado, es notablemente sencillo. No se pretende que sea una obra maestra de la narrativa, y, de hecho, es mejor así. Se centra en la amistad, la aceptación y la perseverancia, temas universales accesibles incluso para los más pequeños. Si bien la trama principal es predecible y carente de giros inesperados, el humor funciona consistentemente, especialmente a través de las constantes ocurrencias de los Minions, que desafían la lógica y la seguridad. Los diálogos, aunque a veces un poco forzados para generar chistes, son efectivos y contribuyen al tono general de la película. Es una película que se permite ser simple y directa, y eso, en el contexto de la franquía, es una decisión acertada.

No obstante, hay que reconocer que la película, en su afán por ser un festín de humor, a veces se desvía un poco del camino. Algunas escenas se alargan innecesariamente, perdiendo fuerza cómica con el tiempo. Y, aunque la ambientación en los años 70 es interesante, podría haber sido más profunda y explorar mejor el contexto social y cultural de la época. De todas formas, la película se permite ser ligera y entretenida, y eso es lo que realmente importa. Es una película familiar ideal para disfrutar con niños y familias, ofreciendo un escape divertido y sin complicaciones del mundo de hoy.

Nota: 7/10