Mister Felicità (2017)

“Mister Felicità” es una película que se presenta como una comedia negra, pero que, en realidad, se erige como una meditación melancólica sobre la soledad, el fracaso y la búsqueda inútil de la felicidad. La dirección de Paolo Virzba es exquisita y sutil, creando una atmósfera densa y opresiva que refleja el estado emocional de su protagonista, Martino. No se trata de una comedia de ritmo frenético, sino de una película que se desarrolla con lentitud deliberada, permitiendo que la incomodidad y la frustración del personaje se filtre gradualmente en el espectador. El uso de la cámara, en particular las tomas largas y estáticas, intensifica esta sensación de incomodidad y claustrofobia, sugiriendo un alma atrapada en un ciclo de desesperación.

El núcleo de la película reside en la interpretación de Alessandro Borghi como Martino. Borghi ofrece una actuación magistral, transmitiendo con una habilidad asombrosa la apatía, el resentimiento y la vulnerabilidad de su personaje. Su Martino es un hombre roto, incapaz de conectar con nadie y definido por un profundo sentimiento de fracaso. Borghi no recurre a gestos teatrales o a expresiones exageradas; en cambio, construye su interpretación con pequeños detalles: el ligero temblor de sus manos, la mirada perdida, la inflexibilidad en su postura. Es una actuación naturalista, profundamente convincente, y la columna vertebral de la película. El contraste con la Caterina interpretada por Alba Rohrwacher, una mujer visiblemente afectada por su enfermedad pero aún manteniendo un halo de esperanza, resalta aún más el desánimo de Martino. Su dinámica, aunque a menudo tensa, es conmovedora y plantea preguntas sobre la responsabilidad y el cuidado.

El guion, coescrito por Virzba y Carlo Verdoni, no se adhiere a las convenciones narrativas. La trama parece simple – Martino finge ser asistente del entrenador mental – pero el verdadero interés reside en la exploración de la psique del personaje y en la forma en que se relaciona con el mundo que le rodea. La película evita el melodrama fácil y se centra en los diálogos, que son breves y contundentes, y en las interacciones sutiles entre los personajes. La falta de explicaciones claras sobre el pasado de Martino es intencional y contribuye a la sensación de misterio y ambigüedad que impregna la película. El uso del silenciamento sonoro, en ciertos momentos, es particularmente efectivo, enfatizando la incomunicación y el aislamiento del protagonista.

“Mister Felicità” no ofrece soluciones ni conclusiones fáciles. Es una película que invita a la reflexión, que plantea preguntas sobre el significado de la felicidad, sobre la importancia de las relaciones humanas y sobre la búsqueda de la identidad. Aunque su ritmo pausado y su tono sombrío pueden no ser del gusto de todos, para aquellos que buscan una película que les provoque y les haga pensar, “Mister Felicità” es una experiencia cinematográfica memorable. Es una obra que, a pesar de su melancolía, transmite un profundo sentido de humanidad y, quizás, una sutil esperanza en la posibilidad de encontrar un poco de luz en la oscuridad.

Nota: 8/10