Miszmasz, czyli Kogel Mogel 3 (2019)

“Miszmasz, czyli Kogel Mogel 3” no es una película para aquellos que buscan una narración lineal o una trama densamente elaborada. Es, en cambio, una explosión de caos, un torbellino de situaciones absurdas y un reflejo satírico de la Polonia contemporánea, filmada en un Brzozki que se siente tan real como un sueño. La película, dirigida por Marcin Wardejn, se erige como la tercera entrega de una saga peculiar, y si bien la premisa inicial puede parecer desconcertante –la presencia de un "Piotr" ostentando una vida de lujo y la agitación política familiar–, la película se aferra a su particular lógica, ofreciendo una experiencia cinematográfica única y profundamente memorable.

Wardejn, con su habitual estilo, no se preocupa por construir personajes complejos. Más bien, utiliza a personajes como Grażyna Błęcka-Kolska, Ewa Kasprzyk y sus respectivos entornos, para crear un microcosmos polaco vibrante y lleno de contradicciones. La actuación de Błęcka-Kolska es impecable; captura con maestría la exasperación, la resignación y, en ocasiones, la hilaridad de una mujer atrapada en un constante flujo de acontecimientos. El humor, sutil pero omnipresente, se basa en la observación aguda de las peculiaridades de la sociedad polaca y en la innegable química entre las tres protagonistas. La dinámica entre Kasprzyk y Błęcka-Kolska, en particular, es un punto culminante de la película: su rivalidad, a la vez cómica y conmovedora, es el motor de gran parte de la acción.

La película se beneficia enormemente de su ambientación en el pintoresco Brzozki. La fotografía, detallada y llena de matices, acentúa la belleza del paisaje polaco, pero también sirve para resaltar el contraste entre el entorno idílico y la locura que se desarrolla en sus confines. Es importante destacar que la película no intenta resolver la situación política que afecta a la familia Wolanski, sino que utiliza la rebelión de Agnieszka como un catalizador para la comedia. El guion, a pesar de su falta de rigor narrativo, es sorprendentemente efectivo, ya que mantiene al espectador enganchado a pesar de su naturaleza caótica. La película se alimenta de la imprevisibilidad, elevándose por encima de las convenciones cinematográficas tradicionales.

Sin embargo, es crucial reconocer que “Miszmasz, czyli Kogel Mogel 3” no es para todos los gustos. Su ritmo frenético, su humor absurdo y su estilo narrativo poco convencional pueden resultar abrumadores para quienes buscan una experiencia cinematográfica más tradicional. No obstante, aquellos dispuestos a dejarse llevar por el torbellino de situaciones y a aceptar la lógica particular de la película, encontrarán una experiencia cinematográfica profundamente divertida y sorprendentemente conmovedora. Es un retrato de Polonia, un espejo de sus contradicciones y una celebración del caos con un toque de ironía.

Nota:** 7/10