Moisés y los diez mandamientos: La película (2016)

“Moisés y los diez mandamientos: La película” es, sin duda, un evento cinematográfico que merece la pena analizar no solo por su escala, sino también por la ambición que intenta alcanzar. La película, basada en la popular serie de televisión, ofrece una reinterpretación de la épica historia bíblica, intentando materializar en la pantalla grande la lucha de un hombre contra la tiranía y el destino. Y, en muchos aspectos, lo logra con éxito, aunque a costa de ciertas concesiones artísticas que son difíciles de ignorar.

La dirección de Ridley Scott, maestra en el manejo de la escala y la atmósfera, no decepciona. La película es visualmente impresionante, saturada de efectos especiales que, aunque a veces parecen excesivamente recargados, crean un mundo antiguo vibrante y lleno de detalles. Desde la opulencia del palacio del faraón hasta la árida extensión del desierto, cada escenario se siente real, logrado gracias a un diseño de producción meticuloso y una fotografía soberana. Scott evoca magistralmente las luchas de Moisés, visualizando la tensión entre su pasado privilegiado y su futuro como líder. Sin embargo, es cierto que la sobreabundancia de efectos visuales, a veces, eclipsa la narrativa, derivando en momentos de espectacularidad innecesaria que restan fuerza dramática.

El reparto ofrece interpretaciones sólidas, aunque no necesariamente revolucionarias. Russell Crowe, como Moisés, transmite la evolución de un hombre que lucha con su propia identidad y el peso de su destino. Su desempeño es convincente en la representación de la duda y la determinación. Anne Hathaway, en el papel de Zipporah, la mujer del protagonista, aporta una complejidad que a veces se pierde en la magnitud de la historia. Geoffrey Rush, como el faraón Ramés, está simplemente imponente, y su antagonista es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. No obstante, el guion, adaptado de la serie, se siente a veces superficial, adentrándose en temas de moralidad y redención de una manera un tanto simplista. La película, consciente de su propia ambición, introduce elementos y conflictos que, en algunos casos, carecen de la profundidad que la historia merece.

El cambio de final, que se aleja del material original de la serie, es, quizás, la decisión más controvertida. Si bien ofrece una conclusión más ambigua y realista, también le resta algo de la fuerza mitológica que impregnaba la versión televisiva. La película, en definitiva, es un espectáculo visualmente deslumbrante y narrativamente ambiciosa, pero que, en su intento de abarcar una historia tan vasta y compleja, a veces sacrifica la sutileza y el rigor dramático. Es un entretenimiento grandioso, innegablemente, pero que no alcanza las cotas de una obra maestra cinematográfica. La película invita a la reflexión, si bien no siempre la guía de la mano.

Nota: 7/10