Molly's game (2017)

“Molly’s Game” no es solo una historia de éxito y caída, sino una exploración sutil y, a veces, desconcertante de la ambición desmedida y las consecuencias de una vida vivida a toda velocidad. La película, dirigida por Aaron Sorkin, se centra en el ascenso meteórico de Molly Bloom (Jessica Chastain), una esquiadora olímpica que, tras un dramático fracaso en los Juegos, encuentra una nueva vida en Los Ángeles, donde, con su agudeza mental y una implacable determinación, se introduce en el mundo del póker profesional y acumula una fortuna considerable antes de que su actividad atraiga la atención del FBI. Lo que realmente distingue a esta película de las biografías deportivas convencionales es su enfoque en la psicología de Molly, un personaje complejo y, a menudo, contradictorio.

Jessica Chastain ofrece una interpretación magistral. Su Molly es una mezcla palpable de vulnerabilidad y arrogancia, de inocencia temprana y fría calculadora. Logra transmitir, a través de miradas y gestos, la evolución de un personaje que, al principio, parece un alma simple, pero que, con el tiempo, revela una profundidad insospechada. El resto del elenco –Benjamin Bratt como el abogado Amit Raval, Charlize Theron como la enigmática Vivian Ward – cumple con creces, aunque Chastain siempre domina la pantalla. Sorkin se permite, en ocasiones, una cierta didáctica al exponer el funcionamiento de las mesas de póker y las estrategias que emplea Molly, pero lo hace de manera elegante y sin resultar pedante. La película no se centra tanto en los golpes de póker en sí, sino en las decisiones morales que Molly toma, en el precio que está dispuesta a pagar por su éxito y en el impacto que su vida tiene en las personas que la rodean.

La dirección de Sorkin es, como siempre, impecable. Su estilo característico, marcado por diálogos rápidos y diálogos afilados, es evidente desde las primeras escenas. Sin embargo, en "Molly's Game" hay un esfuerzo por ralentizar el ritmo, permitiendo al espectador conectar emocionalmente con el personaje. Esto se logra, en parte, gracias a la fotografía de Jasper Wolf, que utiliza la luz y la sombra para crear un ambiente opulento y a la vez inquietante, reflejando la atmósfera tensa que impregna la vida de Molly. La música, discreta pero efectiva, complementa la narrativa sin sobrecargarla. La película se enfrenta, sin embargo, a un problema común en películas basadas en historias reales: la simplificación de ciertos aspectos para facilitar la narración. La complejidad de los personajes secundarios, y la profundidad del trasfondo de Molly, podrían haberse explorado con mayor detalle. La película, en su ambición de ser una biografía dramática, a veces sacrifica el realismo por el impacto emocional.

En definitiva, "Molly's Game" es un thriller financiero con elementos dramáticos que, más que contar una historia de éxito, explora la búsqueda de la identidad y la confrontación con las consecuencias de las propias decisiones. Es una película inteligente y bien actuada, que, si bien no alcanza la perfección, ofrece una visión fascinante de una mujer que desafió las expectativas y redefinió sus propias reglas.

Nota: 7.5/10