Momias (2023)

“Momias” (1999) no es, sin duda, la joya del cine de aventuras de la época, pero sí una película que, a pesar de sus evidentes influencias y algunos defectos, merece una revisita. Ben Stiller logra, con un presupuesto relativamente modesto, construir una premisa original e inesperada: una ciudad subterránea habitada por momias y la necesidad de un joven faraónico de devolver un anillo robado al mundo moderno. La película se atreve a fusionar elementos de la mitología egipcia con una comedia de acción, aunque el resultado final es un híbrido a veces desigual.

La dirección de Stiller es competente, creando una atmósfera de exotismo y peligro que, si bien es predecible, consigue mantener el interés del espectador. El diseño de producción, sin embargo, es uno de los puntos fuertes de la película. La recreación de la ciudad subterránea de Tarktopolis es visualmente impactante, con escenarios grandiosos y efectos especiales que, para su época, eran bastante convincentes. La banda sonora, compuesta por Danny Elfman, es memorable y contribuye significativamente a la atmósfera de la película. Es un trabajo musical que se aferra a lo misterioso y a lo dramático con maestría.

El elenco se presenta con actores que cumplen su papel de manera decente. Stiller, como el faraón Tut, ofrece una interpretación ligeramente exagerada, pero encaja en el tono cómico de la película. Rachel Weisz, como la princesa Nefer, aporta un aire de sofisticación y determinación, y compartiendo escenas con Stiller, construye una relación que va más allá del simple deber imperial. Owen Wilson, como el ex auriga Ted, es el alivio cómico principal y, aunque su personaje es un tanto unidimensional, su química con Weisz es genuina y divertida.

El guion, sin embargo, es donde la película más resiente. Si bien la idea de la ciudad subterránea es interesante, la trama se desarrolla de manera a veces forzada y llena de clichés del género. Las situaciones cómicas se recurren demasiado a juegos de palabras y gags fáciles, perdiendo parte de su impacto. Además, la película no profundiza lo suficiente en la mitología egipcia, limitándose a utilizarla como un recurso visual y narrativo superficial. La relación romántica que surge entre Ted y Nefer, aunque un elemento interesante, se resuelve de forma algo apresurada y poco convincente.

A pesar de sus defectos, “Momias” es una película entretenida que, en su conjunto, ofrece una experiencia cinematográfica ligera y divertida. No es un clásico, ni mucho menos, pero sí una película que puede resultar agradable para una noche de cine familiar. El mensaje sobre la importancia de romper con las expectativas y perseguir tus propios deseos, aunque sutil, añade una capa de profundidad a la narrativa. Es un divertimento que no se tomas demasiado en serio y que, en ese sentido, cumple su cometido.

Nota: 6/10