Mon Ket (2018)

“Mon Ket” (El Pastel) no es una película para cualquiera. Es un thriller claustrofóbico, visceral y sorprendentemente íntimo, que te instala en un espacio reducido y, a la vez, te expone a una disfuncionalidad brutal. Dirigida con maestría por Justin Trussard, la película se centra en la relación tóxica entre Dany (François Damiens) y Sullivan (Éric Soriano), dos hombres unidos por el amor, pero devastados por la violencia y la desesperación. Lo que inicialmente parece ser una historia de crimen y evasión se transforma rápidamente en una profunda exploración del trauma y la dificultad de la paternidad en circunstancias extremas.

La dirección de Trussard es impecable. La fotografía en tonos grises, con iluminación sombría y un uso inteligente del contraste, contribuye enormemente a la atmósfera opresiva y claustrofóbica de la película. Cada escena, incluso las más aparentemente cotidianas, está cargada de tensión, delgada amenaza que se palpa en el aire. El ritmo es deliberadamente pausado, permitiendo que la relación entre Dany y Sullivan, en su fragilidad y hostilidad, sea el elemento central. La película no ofrece explicaciones fáciles, no intenta romantizar la situación; simplemente muestra la lucha por la supervivencia y la búsqueda de un vínculo, aunque sea un vínculo tortuoso.

François Damiens y Éric Soriano ofrecen actuaciones excepcionales. Damiens, como Dany, transmite una mezcla de amargura, vulnerabilidad y un miedo palpable a ser abandonado por su hijo. Es un personaje moralmente ambiguo, cuya desesperación lo impulsa a tomar decisiones impensables. Soriano, por su parte, retrata la angustia de Sullivan con una sutileza impresionante. Su mirada, llena de confusión y desesperación, es lo más conmovedor de la película. La química entre ambos actores es la base de la verosimilitud de la relación, y su interpretación, sin adornos, es la que te mantiene enganchado hasta el final.

El guion, escrito por Trussard y Thomas Caillet, destaca por su originalidad y su capacidad de generar suspenso. La trama, aunque aparentemente sencilla, se complica gradualmente con la introducción de Tatiana (Tatiana Rojo), un personaje que aporta un nuevo nivel de complejidad a la historia. No se trata solo de un hombre que busca a su hijo; también hay una dinámica de poder en juego, una manipulación y una búsqueda de control que se revelan poco a poco. La película sabe jugar con las expectativas del espectador, sorprendiéndole con giros inesperados y situaciones incómodas. “Mon Ket” no busca ofrecer respuestas fáciles, sino plantear preguntas sobre la naturaleza del amor, la responsabilidad y las consecuencias de las elecciones.

En definitiva, “Mon Ket” es una película intensa, perturbadora y profundamente humana. No es un espectáculo fácil de ver, pero es una experiencia cinematográfica que te dejará pensando mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar. Es una obra que merece ser vista y analizada.

Nota: 8/10