Money Monster (2016)

“Money Monster” es una película que, a primera vista, podría parecer un thriller de secuestro convencional, pero en realidad, es mucho más que eso. La dirección de Gore Verbinski –conocido por su trabajo con Piratas del Caribe– demuestra una sorprendente capacidad para construir una atmósfera tensa y claustrofóbica, sin caer en la melodramatización. Verbinski no se aferra a los clichés del género, sino que utiliza tomas largas, planos detallados y una iluminación sombría para sumergir al espectador en la desesperación y la incertidumbre de las situaciones. La película se siente, de manera efectiva, como una prisión psicológica, donde la libertad se define por el control de la información y la comunicación.

La actuación de George Clooney es, sin duda, el corazón de la película. Ya sabemos que Clooney es un actor versátil, pero aquí ofrece una interpretación particularmente introspectiva y conmovedora. Lee Gates es un hombre que ha construido su vida en torno a la imagen, a la autoridad y al dinero. Clooney, con su habitual elegancia y sutileza, explora a fondo la culpa, el arrepentimiento y la vulnerabilidad de un hombre que ha sacrificado su propia humanidad en aras del éxito. Jack O'Connell, en su papel como Kyle Budwell, aporta una honestidad brutal y un desespero palpable que contrasta fuertemente con la fachada de sofisticación de Gates. O'Connell no interpreta a un villano; más bien, es un joven desesperado que se convierte en un catalizador para la reflexión sobre la moralidad y el sistema financiero.

El guion, escrito por Colin Bateman, se aleja del melodrama obvio que a veces asalta este tipo de películas. Es un guion inteligente que se adentra en la psicología de los personajes, explorando las motivaciones de Kyle y las consecuencias de las decisiones de Lee. La trama, aunque inicialmente centrada en el secuestro, evoluciona para convertirse en una crítica mordaz del mundo de las finanzas, la desigualdad y la manipulación mediática. La película plantea preguntas inquietantes sobre la ética del periodismo, la responsabilidad de los gurús financieros y el impacto de la información en la vida de las personas. Si bien algunos diálogos pueden sentirse ligeramente forzados, el ritmo general de la película es sólido y la exploración de temas complejos es, en su mayoría, efectiva. El guion no busca respuestas fáciles, sino que invita al espectador a cuestionar los valores que rigen nuestra sociedad.

Sin embargo, “Money Monster” no es una película perfecta. Algunos elementos de la trama pueden resultar predecibles para los amantes del género, y la resolución, aunque satisfactoria, podría haber sido aún más ambigua. No obstante, estas pequeñas imperfecciones palidecen en comparación con la fuerza del retrato psicológico y la capacidad de la película para generar empatía por sus personajes. Es una película que te hace pensar, que te obliga a reflexionar sobre tus propias creencias y valores, y que te deja con una sensación incómoda pero necesaria al final de la proyección. Es una obra que, a pesar de su temática densa, merece la pena ver y discutir.

Nota: 7.5/10