Monos (2019)

“Monos” (El Clan), la última película de Alejandro González Iñárritu, no es un entretenimiento ligero. Es una experiencia visceral, incómoda y profundamente perturbadora que se instala en la mente del espectador y no la abandona fácilmente. Iñárritu regresa a un territorio que le vio crecer, la Colombia de los años 90, para construir una tragedia existencial ambientada en las montañas, donde un puñado de exsoldados, marcada por la culpa y el trauma, luchan por encontrar un propósito en un mundo que les ha robado cualquier ancla. El filme se centra en la figura de Bernal (Daniel Giménez Cacho), un hombre atormentado que se ve forzado a liderar a un grupo heterogéneo de jóvenes reclutas en la misión de proteger a una mujer, a quien han secuestrado, en un intento desesperado por redimir sus propios demonios.

La dirección de Iñárritu es, como siempre, impecable. No se apoya en efectos especiales o en una narrativa convencional, sino que se concentra en la atmósfera, en la construcción del espacio y en el ritmo pausado que permite la lenta erosión de la moralidad. La fotografía de Guillermo García-Española es absolutamente sublime: la paleta de colores desaturados, la luz natural y el paisaje agreste se combinan para generar una sensación de desolación y aislamiento. Iñárritu utiliza el espacio abierto y la naturaleza como un reflejo del estado mental de los personajes, un lienzo en el que se proyecta su vacío interior. La banda sonora, minimalista y evocadora, añade una capa extra de tensión y melancolía. Pero lo más importante es que Iñárritu no nos ofrece respuestas fáciles; presenta la complejidad de la condición humana con una honestidad brutal.

Las actuaciones son, en general, excepcionales. Daniel Giménez Cacho, como Bernal, entrega una interpretación magistral, transmitiendo la desesperación y el peso del pasado con una sutileza conmovedora. Margarita Levieva, como la mujer secuestrada, transmite una fragilidad palpable, a la vez vulnerable y resiliente. Sin embargo, son los jóvenes reclutas quienes aportan la mayor riqueza interpretativa. El elenco juvenil, compuesto por actores desconocidos, ofrece interpretaciones sorprendentes y llenas de matices, capturando con precisión la angustia, la confusión y la búsqueda de identidad de estos personajes que se encuentran en una encrucijada existencial. La película no se centra en la acción, sino en el retrato psicológico de estos individuos, mostrando su evolución a lo largo de la película.

El guion, coescrito por Iñárritu y Nicolás Silver, es deliberadamente crudo y ambivalente. La película no juzga a sus personajes; más bien, los presenta como víctimas de un sistema que los ha deshumanizado. La historia es contada de manera fragmentada, con saltos temporales y cambios de perspectiva que reflejan la confusión y el caos de la situación. Sin embargo, la falta de una línea argumental clara puede resultar frustrante para algunos espectadores, pero a mí me parece que es precisamente esa ambigüedad la que hace que la película sea tan efectiva para comunicar su mensaje. "Monos" es una película que te obliga a pensar, a cuestionar y a confrontar tus propios prejuicios. Es una película que no te dejará indiferente.

Nota: 8.5/10