Monsieur je-sais-tout (2018)

“Monsieur Je-sais-Tout” no es una comedia ligera. Es, sobre todo, una película que te cala hondo, un viaje emocional sutil y a veces incómodo, pero profundamente humano. La dirección de la joven Claire Denis es impecable en su capacidad para transmitir la atmósfera de una casa familiar en un pueblo rural de Francia. Denis evita los clichés y la sentimentalidad gratuita, optando por un realismo crudo y una observación minuciosa de los pequeños detalles que componen la vida cotidiana. Su enfoque en la psicología de los personajes es lo que realmente eleva la película, alejándola de la simple historia de un hombre que aprende a amar a su sobrino.

Arnaud Ducret, en el papel del entrenador rechoncho y cínico, ofrece una actuación extraordinariamente honesta. No se trata de un héroe de acción que se transforma; más bien, es un hombre que se debate consigo mismo, atrapado en una rutina y, de repente, confrontado con una realidad que no comprende. Ducret logra comunicar esa lucha interna con una sutileza impresionante, mostrándonos las dudas, la frustración y, finalmente, la creciente conexión con su sobrino. Su mirada transmite un dolor silencioso, una comprensión que va en aumento a medida que se conoce mejor al niño.

Pero el verdadero corazón de la película reside en Max Baissette de Malglaive como Thomas, el joven con Síndrome de Asperger. Su interpretación es asombrosa. Baissette no se limita a imitar a un niño con Síndrome de Asperger; crea un personaje con una voz propia, una forma de ver el mundo única y un profundo anhelo de conexión. La película nos invita a observar el mundo a través de sus ojos, a comprender su lógica, sus obsesiones y sus miedos. La química entre Ducret y Baissette es genuina y, a pesar de la diferencia en edad y experiencia, es palpable la necesidad de comunicación y el deseo de saberse mutuamente.

La película también cuenta con un guion delicado y bien construido. La narrativa se desenvuelve a un ritmo pausado, permitiendo que las emociones se desarrollen naturalmente. No hay momentos fáciles o melodramáticos; la película se centra en las pequeñas victorias, en los silencios significativos y en el lento proceso de aprendizaje mutuo. La banda sonora, minimalista pero efectiva, complementa la imagen y refuerza el ambiente de introspección. "Monsieur Je-sais-Tout" no ofrece respuestas fáciles, sino que plantea preguntas importantes sobre la familia, la empatía y la comprensión. Es una película que te deja pensando mucho después de que terminan los créditos.

Nota: 8.5/10