‘Moonage Daydream’ no es, precisamente, una película convencional. Brett Morgen se ha atrevido a construir un homenaje a David Bowie a través de una estructura narrativa experimental, evitando la linealidad y abrazando la fragmentación, tal y como la propia vida y obra del artista lo percibía. Es un viaje emocional y audiovisual que, a pesar de sus desafíos técnicos, logra transportar al espectador a la mente de Bowie, un lugar siempre en movimiento, lleno de ideas, inquietudes y una búsqueda constante de la identidad. La película no pretende contar una biografía tradicional, sino ofrecer un *moodboard* sensorial que captura la esencia de su universo creativo.
La dirección de Morgen es ambiciosa y, en su mayoría, exitosa. La utilización de material de archivo inédito – fotografías, vídeos musicales, entrevistas, incluso diapositivas y dibujos – es fundamental para la autenticidad del proyecto. Sin embargo, a veces la abundancia de material puede resultar abrumadora, diluyendo el impacto emocional y creando la sensación de que se ha intentado incluir *todo* Bowie, perdiendo así la capacidad de profundizar en los aspectos más relevantes. La técnica de superposición y montaje frenético, aunque innovadora, a veces dificulta la comprensión de la narrativa, dejando al espectador un poco perdido en la complejidad visual.
Las actuaciones son mínimas, pero cruciales. La voz de David Bowie, recuperada de grabaciones de archivo y sintetizada para algunas escenas, es el alma de la película. Su estilo inconfundible y su particular forma de hablar son utilizados con maestría para narrar sus propias experiencias y reflexiones. El documental también incluye testimonios de personas cercanas a Bowie: colaboradores musicales, amigos, familiares, que aportan perspectivas valiosas sobre su personalidad y su proceso creativo. Estos testimonios son especialmente conmovedores y ofrecen una visión más íntima del artista.
El guion, en esencia, se construye sobre los propios fragmentos de la mente de Bowie. No hay una trama dominante, sino una serie de reflexiones, anécdotas y momentos clave que conforman su trayectoria. A veces, la falta de un hilo conductor claro puede resultar frustrante, pero la belleza de la película reside en su capacidad para evocar emociones y sensaciones. Morgen se centra en los temas recurrentes en la obra de Bowie: la alienación, la identidad, la sexualidad, la muerte, y el deseo de trascender las limitaciones humanas. Es un diálogo interno, proyectado para el público, que explora las preguntas fundamentales que siempre lo obsesionaron.
En definitiva, ‘Moonage Daydream’ es una experiencia cinematográfica única, una celebración visual y sonora de la figura de David Bowie. Aunque su estructura experimental pueda no ser del gusto de todos, su honestidad emocional y su riqueza de material fuente la convierten en un tributo valioso y conmovedor al artista. Un recordatorio de la magia y la influencia de un verdadero icono.
Nota: 7/10