Mortal Kombat (2021)

“Mortal Kombat” (2021) es una entrega que, lejos de ser una simple adaptación de un videojuego, se presenta como un espectáculo visualmente deslumbrante y, en su núcleo, un relato sobre la importancia de la identidad y la responsabilidad familiar. La película, bajo la dirección de Gareth Evans y Simon West, se adentra en un mundo de artes marciales coreografías frenéticas y efectos especiales que definen la era actual del cine de acción. Evans, conocido por su maestría en secuencias de lucha explosivas como “Rojo: El Hombre Araña” o “Apolónio”, imprime un ritmo vertiginoso a la trama, entregando combates que son tanto visualmente impresionantes como, a su manera, narrativos.

La película se centra en Johnny Cage, un boxeador frustrado que, gracias a un extraño portal, se ve envuelto en el Mortal Kombat, un torneo ancestral donde guerreros de diferentes reinos luchan por el destino del mundo. Ray Stevenson, como Ray Hammond, ofrece una interpretación sólida como el padre de Johnny, un hombre atormentado por su pasado y por el legado familiar. Joseph Quinn, en el papel de Johnny Cage, aporta una mezcla de arrogancia y vulnerabilidad, lo que lo convierte en un protagonista con el que es relativamente fácil conectar, aunque su arco narrativo podría haberse beneficiado de un desarrollo más profundo. Lewis Tan como Liu Kang, el guerrero budista y candidato a la victoria, es otro actor que destaca con una presencia imponente y una interpretación convincente. La película logra, en su conjunto, construir un elenco de personajes memorables, cada uno con sus propias motivaciones y un trasfondo que le otorga un propósito claro dentro de la trama.

Sin embargo, el guion, aunque en su mayoría funcional, se muestra a veces superficial. Se apoya demasiado en la exposición directa, explicando motivaciones y relaciones con un diálogo que, en ocasiones, resulta torpe y poco natural. La película se esfuerza por introducir elementos del lore del videojuego, pero lo hace de una manera que, aunque entretenida, no siempre se integra orgánicamente en la narrativa. La trama se centra en el combate, lo cual, entendible dada la fuente original, pero limita el desarrollo de otros aspectos de la historia, como las intrigas políticas entre los reinos o la evolución de los personajes secundarios. La amenaza de Shang Tsung, interpretada por Toby Kebbell, es efectiva, aunque su diseño visual y su motivación, en última instancia, carecen del peso narrativo que podrían haber tenido.

No obstante, el punto fuerte de la película reside, sin duda, en sus secuencias de lucha. Las coreografías, inspiradas en el videojuego, son minuciosas, espectaculares y llenas de inventiva. El uso de los elementos del juego – como los “Ki blasts” y las “Fatality” – se siente auténtico y se integra de forma fluida en las peleas. La banda sonora, compuesta por Marcus Wright, contribuye a crear una atmósfera épica y llena de tensión, elevando el impacto visual de cada combate. La película es un festín para los sentidos, una explosión de acción que se beneficia enormemente del CGI de última generación. En definitiva, “Mortal Kombat” es un entretenimiento explosivo y un buen punto de partida para quienes no estén familiarizados con el universo del videojuego, aunque su narrativa, a pesar de sus virtudes, podría haber sido mucho más profunda.

Nota: 7/10