Mortal Kombat: Aniquilación (1997)

“Mortal Kombat: Aniquilación” no es una película que se puede disfrutar de manera casual. Es una confrontación visceral, un despliegue de violencia estilizada y, en última instancia, un ejercicio de estética que busca transportar al espectador al despiadado universo de Scorpion y Sub-Zero. La dirección de Gareth Evans, conocido por su trabajo en “Tren a Busan”, aporta una intensidad brutal, puliendo cada escena de combate hasta convertirla en un espectáculo coreografiado y frenético. Evans domina la puesta en escena, creando atmósferas opresivas y claustrofóbicas que complementan la constante amenaza que emana del Emperador Shao-Khan. Sin embargo, su enfoque, aunque efectivo, a veces sacrifica la profundidad narrativa en favor de la acción desenfrenada.

Las actuaciones son, en general, competentes, aunque ninguna alcanza niveles memorables. Tadanobu Asano, como el icónico Shao-Khan, se esfuerza por infundir al personaje con la maldad y la crueldad necesarias, pero su interpretación, si bien imponente en la pantalla, carece de una matización que pudiera explorar las motivaciones detrás de su sed de conquista. Lewis Tan, quien interpreta a Liu Kang, cumple su papel con dignidad, transmitiendo la determinación y el peso de la responsabilidad que recae sobre sus hombros. No obstante, la película no le ofrece suficientes oportunidades para profundizar en la caracterización del héroe, reduciéndolo a un catalizador de la acción.

El guion es, sin duda, el punto más débil de “Aniquilación”. Si bien las escenas de lucha son coreografiadas con maestría y visualmente impactantes, su repetitividad empieza a ser evidente a medida que avanza la película. La trama, esencialmente una lucha por el poder entre facciones rivales, se siente predecible y carente de sorpresa. Se emplean recursos visuales, como el “Shokan Style” (una forma de combate en la que la fuerza es canalizada a través de los puños), pero estos elementos no están integrados en la historia de manera significativa. Se sienten como adiciones estilísticas más que como elementos narrativos esenciales. Además, la película se basa demasiado en el “flashback” para explicar la historia de fondo, lo que ralentiza el ritmo y resta importancia a la inmersión en la narrativa.

A pesar de sus defectos, “Mortal Kombat: Aniquilación” ofrece un espectáculo visualmente impresionante y una experiencia cinematográfica intensa. El director sabe cómo crear tensión y drama a través de la acción, y el diseño de producción, que incluye elaborados trajes y escenarios, contribuye a la atmósfera brutal y mística del universo de Mortal Kombat. No obstante, la película se queda corta en cuanto a desarrollo de personajes y trama, convirtiéndose en un evento de acción estilizada que, aunque entretenida, no dejará una huella duradera en la memoria del espectador. Es un producto para fans del cómic y la serie televisiva, que encontrarán en él un referente visual, pero para el público general podría resultar algo cansino.

Nota: 6/10