Mortal World (2018)

“Mortal World” es una película que, en su esencia, plantea una pregunta inquietante: ¿Qué ocurre cuando el arraigo se convierte en prisión? La película, dirigida por el joven Erol Alkan, se centra en la familia Mermer, una clan de ocho miembros que lleva décadas viviendo en un pequeño restaurante de estaciones de tren en Estambul, específicamente en Haydarpasa. La atmósfera del filme es notablemente densa, una mezcla inquietante de la vida cotidiana y una sensación palpable de claustrofobia. Alkan logra crear un mundo propio, un microcosmos con sus propias reglas, tradiciones y, sobre todo, un profundo sentimiento de desesperación contenida.

La dirección de Alkan es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Observamos cómo la cámara se mueve con deliberada lentitud, permitiéndonos apreciar cada detalle, cada gesto, cada mirada. Es una película que requiere paciencia del espectador, una inversión de tiempo que se recompensa con una comprensión gradual del peso de la historia y la complejidad de las relaciones familiares. La iluminación, a menudo natural y con tonos apagados, contribuye significativamente a esta atmósfera opresiva. El vestuario, con ropas sencillas y de época, refuerza la sensación de que estamos atrapados en un lugar y un tiempo sin escapar.

El guion, aunque a veces se torna lento, es inteligente y, en última instancia, conmovedor. La trama, centrada en el secreto que la familia ha guardado durante generaciones, se desarrolla de forma orgánica, a través de pequeños diálogos y momentos de tensión que van escalando hasta un clímax impactante. El guion evita caer en clichés del drama familiar, ofreciendo en su lugar una exploración honesta y a veces brutal de la dinámica familiar, la culpa, el arrepentimiento y la dificultad de romper con el pasado. Los personajes, aunque no siempre son extremadamente profundos, son creíbles y sus motivaciones son comprensibles. Se observan las tensiones, las rivalidades y los silencios que definen su relación.

Las actuaciones son sólidas y convincentes. La actriz que interpreta a la matriarca, Hümeyra Mermer, ofrece una interpretación particularmente notable, transmitiendo a la perfección la carga emocional de su personaje. El resto del elenco cumple con creces, mostrando una gran habilidad para representar la complejidad de sus respectivos roles. El contraste entre los miembros de la familia, cada uno con sus propias peculiaridades y heridas emocionales, es lo que hace que la historia sea tan atractiva. La película no busca el melodrama fácil, sino que se centra en la humanidad de sus personajes y en la dificultad de dejar atrás lo que se ha construido.

“Mortal World” no es una película para todos los gustos. Requiere un espectador dispuesto a sumergirse en una atmósfera contemplativa y a aceptar un ritmo pausado. Pero para aquellos que se permitan perderse en su mundo, la película ofrece una experiencia cinematográfica rica, conmovedora y profundamente perturbadora. Es una reflexión sobre la libertad, el arraigo, la familia y la imposibilidad de escapar de los fantasmas del pasado.

Nota: 7.5/10