Mountains (2024)

“Mountains” no es, sin duda, un espectáculo visual deslumbrante, pero sí una película profundamente emotiva que, con cautela, se adentra en la complejidad de la gentrificación y la pérdida de la identidad cultural. La dirección de Philip Martin MacIntyre es precisa y respetuosa, evitando caer en clichés y, a pesar de la sencillez de la estética, logra transmitir la fragilidad de la vida de Xavier y la creciente amenaza que rodea su hogar. MacIntyre no busca grandes explosiones o giros argumentales; su fortaleza radica en la atmósfera y en la lenta pero inexorable construcción del drama. Observamos cómo la película se construye lentamente, permitiendo que la angustia y el temor de Xavier se filtran al espectador, sin necesidad de recurrir a un melodrama exagerado.

La actuación de Edén Dambrère como Xavier es el corazón de la película. Dambrère evoca con maestría la dureza y la resignación de un hombre que ha trabajado incansablemente para mantener a su familia, pero que se enfrenta a la realidad de que su casa, su pasado, todo lo que conoce está a punto de desaparecer. Su mirada transmite una mezcla de impotencia, orgullo y un profundo amor por su familia. El contraste entre la figura de Xavier y el aspirante a cómico Junior (Jarryd Green) es igualmente conmovedor. Junior representa la nueva generación, desconectada de las raíces y, a pesar de su intención de ser simpático, no consigue comprender plenamente las preocupaciones de su padre. Esta dinámica, aunque no siempre resuena con total fuerza, establece un punto de fricción importante dentro de la película. Además, la interpretación de Delphine Zitz como Esperance es sólida y realista, mostrando la preocupación constante de una mujer que ve cómo la vida que ha construido se desmorona.

El guion, escrito principalmente por MacIntyre, es, en general, muy bien construido, aunque presenta algunas debilidades. Si bien la historia es sencilla, explora temas relevantes y universales. El ritmo, deliberadamente pausado, puede resultar lento para algunos espectadores, pero es fundamental para el desarrollo del personaje de Xavier y para la construcción de la tensión dramática. Sin embargo, en ciertos momentos, el guion se vuelve algo artificioso, introduciendo elementos que parecen forzados para potenciar el conflicto. El tema de la gentrificación, si bien presentado de forma sutil, podría haber sido abordado con mayor profundidad, quizá explorando más las consecuencias sociales y políticas del proceso. A pesar de estas pequeñas fallas, la película logra generar empatía por Xavier y su situación.

En definitiva, “Mountains” es una película con una valiosa propuesta: un retrato íntimo y sensible de un hombre en la encrucijada, enfrentando la pérdida de su hogar y su identidad. No es un blockbuster, pero sí una obra que invita a la reflexión sobre la vulnerabilidad de los barrios obreros y el impacto del progreso en la vida de las personas. Es una película que, aunque no llega a ser excepcional, merece ser vista y reflexionada.

Nota: 7/10