Mowgli y Baloo (El libro de la selva 2) (1997)

“Mowgli y Baloo (El libro de la selva 2)” no es, sin duda, una obra maestra cinematográfica, pero tampoco se presenta como un fracaso absoluto. La película, estrenada en fechas navideñas como es habitual para este tipo de contenido familiar, se instala en la exuberante y visualmente impresionante selva india de 1890, con un intento de recrear un ambiente que, aunque logra ser evocador, se siente a veces un tanto artificioso, producto de efectos especiales generados en post-producción en lugar de una exploración tangible de la naturaleza. La dirección de Colin Dexter se centra, en gran medida, en la estética y la acción, construyendo un espectáculo visual que, a secas, atrae la atención del espectador, especialmente en las escenas de persecución y los encuentros con los animales.

La historia, basada, por supuesto, en las aventuras de Mowgli, se mantiene fiel a la narrativa original, aunque con la simplificación inherente a un público infantil. La trama se presenta como un viaje de autodescubrimiento para el protagonista, con la sombra constante de la amenaza humana y el conflicto entre la vida salvaje y la civilización. Sin embargo, el guion no profundiza en las complejidades emocionales del personaje ni explora las razones detrás de su búsqueda de pertenencia. El conflicto con Shere Khan, el tigre, se siente predecible y algo desaprovechado; el antagonista carece de la profundidad que podría haberle hecho un verdadero desafío para Mowgli. La relación entre Mowgli y Baloo, interpretado con ternura por Neel Patel, es el corazón de la película y, en ese sentido, funciona sorprendentemente bien. La química entre ambos actores aporta un toque de genuino afecto y humor, mitigando en parte la artificialidad de la narrativa.

Las actuaciones, en general, son competentes. Owen Vaccaro, como Mowgli, entrega una interpretación natural y convincente, capturando tanto la inocencia como la determinación del niño. El resto del reparto, conformado por personajes secundarios como Bagheera (interpretado por Benedict Cumberbatch) y Kaa (interpretado por Ben Mendelsohn), cumplen con su cometido, aunque sus roles son, en esencia, meros accesercios para el desarrollo de la trama. Cumberbatch, en particular, ofrece un Bagheera sabio y perspicaz, aunque su presencia se ve eclipsada por la intensidad de la fotografía y la coreografía de las escenas de acción.

A pesar de sus defectos, “Mowgli y Baloo (El libro de la selva 2)” ofrece un espectáculo visualmente atractivo y, en definitiva, cumple con su función principal: entretener a los niños. La banda sonora, dinámica y llena de energía, y la fidelidad a la estética original de la novela de Kipling contribuyen a crear un ambiente inmersivo. No obstante, la película carece de la profundidad narrativa y la complejidad temática que podrían haberla elevado a un nivel superior. Es una película de entretenimiento ligero, sin pretensiones artísticas, que, sin embargo, merece ser vista por los aficionados a la saga y por aquellos que buscan una escapada visual y sonora.

Nota: 6/10