Mr. Deeds (2002)

“Mr. Deeds” (2002), con Adam Sandler en el papel principal, es una comedia que, a pesar de sus evidentes aspiraciones a ser una joya, termina siendo una experiencia peculiar, a veces divertida, a veces frustrante. La película se centra en Melvin Deeds, un hombre sencillo y optimista del pequeño pueblo de Centerville, New Hampshire, cuya vida, aunque no lujosa, es marcada por su peculiar talento para la poesía, que usa para entretener a sus clientes en su pizzeria. La herencia inesperada, una fortuna inmensa, sacude por completo su rutina y lo arrastra a la vorágine de la alta sociedad y el mundo de los negocios, generando un choque cultural que es, precisamente, la base de la comedia.

La dirección de Frank Coraci es competente, logrando mantener un ritmo constante y evitando caer en la letargo que tantas comedias protagonizadas por Sandler suelen padecer. Sin embargo, la película carece de un pulso definido. Se siente como si Coraci se limitara a acumular situaciones cómicas, sin profundizar en la evolución del personaje ni en la complejidad de los dilemas morales que enfrenta Melvin. Hay momentos de ingenio visual y situaciones absurdas que funcionan sorprendentemente bien, pero estos fragmentos se diluyen en una trama poco original y, en ocasiones, predecible. La película se basa en el contraste entre la inocencia rural de Melvin y la corrupción y el cinismo del mundo corporativo, pero esta dicotomía no se explora con la profundidad que podría haberle dado un mayor impacto.

Adam Sandler ofrece una interpretación convincente. Su interpretación de Melvin Deeds es, sin duda, su mejor trabajo hasta la fecha. Logra transmitir con honestidad la confusión, la incredulidad y la genuina preocupación del personaje ante la repentina transformación de su vida. La química con Bridget Moynahan, que interpreta a Roberta, su nueva y ambiciosa interés amoroso, es notable y añade una capa de tensión dramática a la comedia. El resto del reparto, entre el que destacan Ted Dans y Steve Buscemi, cumplen con su cometido, aunque sus personajes no se desarrollan con la misma profundidad que el protagonista.

El guion, escrito por Dan Cohen y Kevin Miller, es el punto débil de la película. Si bien cuenta con algunos diálogos ingeniosos y situaciones cómicas efectivas, carece de originalidad y profundidad. La trama se basa en clichés de comedias de avaricia y la resolución, aunque satisfactoria, es algo apresurada y un tanto simplificada. La comedia, en general, es más situacional que de personajes, lo que resta impacto a las situaciones que se presentan. El uso de la poesía de Melvin, aunque inicialmente prometedor, termina siendo menos relevante de lo que se podría haber esperado.

A pesar de sus fallos, “Mr. Deeds” ofrece momentos de entretenimiento y destaca por la interpretación de Adam Sandler. No es una obra maestra, pero tampoco es un desastre absoluto. Es una comedia ligera y sin pretensiones que puede resultarles agradable a algunos espectadores, especialmente aquellos que estén dispuestos a soportar los momentos menos brillantes. La película sirve como un recordatorio de que, a veces, la honestidad y la sencillez pueden ser más valiosas que la riqueza y el poder.

Nota: 6/10