Mr. Six (2015)

“Mr. Six” no es el thriller mafioso explosivo al que algunos esperaban, ni tampoco una profunda reflexión sobre la redención del alma. Lo que ofrece este filme, dirigido por Jaume Balaguer, es un estudio sutil y, a veces, frustrantemente lento de un hombre que lucha contra su pasado, un pasado que, sorprendentemente, aún le acecha. El protagonista, interpretado con una nobleza atormentada por Miguel Herrán, es un ex-gánster llamado Jesús, un hombre que, tras dejar atrás su vida de violencia, intenta llevar una existencia discreta. Su hijo, Samuel (en una actuación notable de Bruno López), se encuentra en el centro de una disputa que involucra a la misma mafia con la que Jesús luchó hace años, y el padre decide intervenir, no con balas, sino con un pragmatismo frío y calculado.

Balaguer demuestra un dominio de la tensión visual y el suspense, pero no se deja llevar por la espectacularidad. La película se construye con pequeños detalles, miradas, conversaciones veladas. La dirección de arte es impecable, creando un ambiente claustrofóbico y opresivo que refleja el estado psicológico de Jesús. La fotografía de Pablo Marcos es esencial: juega con la luz y la sombra, enfatizando la incomodidad y el secreto. Se percibe una atmósfera densa, casi palpable, que te invita a prenderle atención a cada escena. La música, minimalista y con toques electrónicos, complementa a la perfección el tono melancólico y la sensación de amenaza inminente.

Sin embargo, la película a veces se arrastra demasiado. La paciencia del espectador es puesta a prueba, y algunos pasajes se sienten innecesariamente lentos, casi como si Balaguer disfrutara demasiado de la contemplación del protagonista. A pesar de ello, la interpretación de Miguel Herrán es el corazón de la película. Su Jesús es un personaje complejo, lleno de contradicciones y remordimientos. No es un héroe, ni un villano; es un hombre atrapado en su pasado, que busca, a pesar de todo, proteger a su hijo. El actor transmite con maestría la carga emocional de su personaje, con una mirada que dice más que mil palabras. Bruno López, por su parte, ofrece una actuación sólida, aunque su personaje podría haber sido más desarrollado.

El guion, aunque bien construido, podría haber sido más audaz. El conflicto central, aunque interesante, a veces se siente un poco simplista, y algunas de las motivaciones de los personajes no se exploran con la profundidad que merecen. El giro final, aunque efectivo, no supera las expectativas. Es una película que se centra en la introspección del personaje principal y en su relación con su hijo, y por ello, el espectador se enfoca en la forma en que Jesús intenta hacer las cosas bien, incluso si eso implica usar métodos poco ortodoxos, lo que no es necesariamente moralmente blanco. “Mr. Six” no es una película para todos los gustos, pero para aquellos que aprecien el suspense psicológico y las actuaciones convincentes, es una propuesta interesante y recomendable.

Nota: 7/10