MR-9: Ejecuta o muere (2023)

“MR-9: Ejecuta o muere” no es una joya cinematográfica, pero tampoco un simple ejercicio de entretenimiento. Se trata de una película de acción orientalista que, aunque con algunos tropiezos, ofrece una experiencia visualmente atractiva y un ritmo sostenido que atrapa al espectador, al menos durante su duración. La película se beneficia enormemente de su ambientación, que, sin ser particularmente original, logra evocar una sensación de tensión y peligro en las junglas y calles de Bangladesh. La fotografía es buena, con un uso de la luz y la sombra que realza la atmósfera de opresión y el constante estado de alerta.

La trama, sin embargo, es bastante estándar. El tropo del agente secreto infiltrado, el villano despiadado con motivaciones poco claras y la carrera contrarreloj son elementos ya vistos en innumerables ocasiones. Lo que sí funciona es la dinámica entre Masud Rana, interpretado por el galán local Shahriar Kabir, y el agente de la CIA, interpretado por un Mark Strong con su habitual presencia imperturbable. Su relación, basada en la desconfianza inicial y luego en una especie de camaradería forjada en la necesidad, aporta un componente de interés a la narrativa. La tensión entre ambos, producto de la necesidad de colaborar para alcanzar un objetivo común, es probablemente el punto más sólido de la película. La ejecución de las escenas de acción es competente, aunque carece de la fluidez y el virtuosismo que se encuentran en algunas producciones de Hollywood. Las persecuciones son dinámicas y bien coreografiadas, pero a veces la sensación es la de un montaje rápido, más que la de una coreografía compleja.

En cuanto a las actuaciones, Kabir se muestra convincente como el agente MR-9, transmitiendo la determinación y el pragmatismo necesarios para su rol. Mark Strong, como siempre, ofrece una actuación sólida y segura, sin necesidad de grandes despliegues dramáticos. El resto del elenco es competente, aunque sus personajes no llegan a desarrollar mucho profundidad. El guion, dirigido por Mohammad Dinaro Khan, peca de simplista y a menudo recurre a clichés. Los diálogos son funcionales, pero carecen de chispa e ingenio. La película no profundiza en la problemática política y social de Bangladesh, limitándose a utilizarla como telón de fondo para la acción. Esto, en cierto modo, es comprensible, dada la naturaleza de la producción, pero también es una oportunidad perdida para ofrecer una visión más rica y matizada. La trama se complica un poco con subtramas innecesarias que no contribuyen al desarrollo general de la historia y que, en última instancia, se resuelven de forma apresurada.

A pesar de sus defectos, “MR-9: Ejecuta o muere” es una película entretenida, especialmente para aquellos que disfrutan del género de acción y valoran el exotismo de sus escenarios. No es una obra maestra, pero logra mantener el interés del espectador gracias a su ritmo trepidante y a su ambientación interesante. Es una producción que, aunque no deja una marca imborrable, ofrece un par de horas de ocio sin complicaciones.

Nota: 6/10