Mujer y marido (2017)

“Mujer y marido” (Marriage Story), dirigida por Noah Baumbach y estrenada en 2019, no es una película sobre el divorcio en sí, sino sobre la desintegración de un matrimonio, el dolor que provoca la pérdida de una intimidad compartida y la brutal complejidad de dejar atrás una vida construida juntos. La historia, centrada en la ruptura entre Scott (Adam Driver) y Marta (Scarlett Johansson), dos guionistas en Nueva York que intentan superar una crisis profesional y personal, se vuelve radicalmente personal cuando, tras un experimento científico fallido, se dan cuenta de que han intercambiado cuerpos. Este giro argumental, aunque inicialemente sorprendente, funciona como una metáfora poderosa de la incapacidad para entenderse y comunicarse en una relación que se desmorona.

La dirección de Baumbach, a menudo conocido por su mirada aguda y a veces cínica hacia la dinámica familiar, aquí muestra una sensibilidad palpable. Evita la sentimentalidad excesiva, optando por una honestidad incómoda y un realismo que se siente visceral. La película no glorifica ni demoniza a ninguno de los personajes. Scott y Marta son seres humanos imperfectos, con sus fortalezas y sus fallos, aferrados a viejos recuerdos y a una creciente frustración. La fotografía de Lachlan Gelbart, con un uso particular de colores sutiles y una iluminación que refleja el estado emocional de los personajes, contribuye a este tono realista y a veces sombrío.

Adam Driver y Scarlett Johansson ofrecen interpretaciones memorables. Driver transmite con una lucidez escalofriante la angustia de Scott al enfrentarse a la pérdida de su identidad y a la dificultad de expresar sus emociones a través de un cuerpo ajeno. Johansson, por su parte, domina la complejidad de Marta, una mujer exitosa y segura de sí misma que, de repente, se ve reducida a la vulnerabilidad y a la desesperación. La química entre ambos actores es fundamental; sus interacciones, tanto dentro como fuera de los cuerpos, son intensas y cargadas de tensión. El resto del reparto, incluyendo al hijo, Eddie (Aziz Ansari), aporta su peso dramático a la historia, reforzando la sensación de que estamos presenciando un proceso de ruptura multifacético.

El guion, coescrito por Baumbach y Bauman, es el corazón de la película. Evita los clichés del melodrama marital y se centra en la conversación, el diálogo, la incomunicación y la búsqueda desesperada de una conexión genuina. La película explora con inteligencia la dificultad de admitir que una relación ha terminado, la ambigüedad de los sentimientos y el impacto devastador que la separación puede tener en todos los involucrados. La historia no busca una respuesta fácil o un final feliz; simplemente presenta la crudeza y la complejidad del proceso de divorcio, sin juzgar ni romantizarlo. Los intercambios de terapia, los argumentos apasionados y las breves momentos de conexión se entretejen para crear una narrativa honesta y perturbadora. Es una película que obliga a reflexionar sobre la naturaleza del amor, la identidad y el precio de la comunicación.

Nota: 8.5/10