Mujeres a la carrera (2019)

“Mujeres a la carrera” (Race Club) es un ejercicio de calidez humana y optimismo contagioso que, lejos de buscar la espectacularidad visual, se centra en la fuerza de la amistad femenina y el poder de perseguir sueños, incluso los aparentemente imposibles. La película, dirigida con una sensibilidad casi documental por Bridget O’Connor, no pretende ser un relato deportivo convencional; más bien, es un retrato íntimo de cuatro mujeres –Vera, Libeta, Hana y Lenka– que, impulsadas por la determinación de Vera, se embarcan en la aventura de correr una maratón. Y en ese viaje, descubren mucho más que los 42 kilómetros que separan el inicio y el final del recorrido.

La dirección de O’Connor es magistral en su capacidad para crear un ambiente realista y acogedor. Evita los clichés del melodrama deportivo, optando por un estilo de cámara natural y una narrativa que se basa en la observación paciente. No hay grandes explosiones de emoción, ni momentos grandilocuentes. En cambio, la película se deleita en los pequeños detalles: la dificultad de los entrenamientos, las discusiones amistosas, los momentos de frustración y las pequeñas victorias. Estas escenas, aparentemente sencillas, son lo que dan a la película su corazón y su autenticidad. El ritmo pausado permite al espectador conectar genuinamente con las personajes, comprender sus motivaciones y sentir su progreso.

Las actuaciones son sobresalientes. Eileen Behat, como Vera, transmite una vitalidad inquebrantable y una profunda compasión. Su empeño en llevar a sus amigas a cumplir su meta es lo que impulsa la historia. Las demás actrices –Hana, Libeta y Lenka– ofrecen interpretaciones igualmente convincentes, mostrando con honestidad las inseguridades, las dudas y las dudas de cada una. No se trata de personajes idealizados; son mujeres reales con defectos y virtudes, que luchan por superar sus propias limitaciones y por encontrar su lugar en el mundo. La química entre ellas es palpable, y sus diálogos, a menudo improvisados, aportan una frescura y un humor muy bien logrado.

El guion, coescrito por O’Connor y Petra Hedman, se centra en la idea de que la verdadera competición no es contra los demás, sino contra uno mismo. La película explora temas como la amistad, la familia, el empoderamiento femenino y la superación personal. La historia de Vera no se limita a la maratón física; también se trata de un viaje emocional en el que cada mujer se enfrenta a sus propios demonios internos. El guion es inteligente en su simplicidad, evitando la moralización y permitiendo que los personajes tomen sus propias decisiones. La narrativa subraya que, a veces, el apoyo y el compañerismo son la clave para alcanzar nuestros objetivos. La película consigue transmitir una sensación de esperanza y optimismo, recordándonos que nunca es tarde para perseguir nuestros sueños, independientemente de lo difíciles que parezcan.

Nota: 8/10