Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988)

‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’ no es simplemente una comedia; es un retrato visceral y, a veces, incómodo de la soledad, la alienación y el escape que nos impulsa a veces a buscar compañía en lugares, y en personas, poco habituales. Mel Brooks, en su magistral reinvención de la película de 1979, no solo se atreve a parodiar la comedia sexual, sino que explora con una inteligencia sorprendente las heridas emocionales que a menudo escondemos bajo una fachada de alegría y desconcierto. La película, en su núcleo, es una comedia absurda, sí, pero también es un drama silencioso sobre la búsqueda del significado y el consuelo.

La dirección de Brooks es precisa y meticulosa. Cada escena, incluso las más absurdas, está cuidadosamente construida para maximizar el impacto cómico y emocional. La película evita caer en la caricatura fácil, cultivando en cambio un tono de realismo satírico que se intensifica a medida que la casa se va llenando de personajes cada uno más peculiar que el anterior. Brooks juega con la perspectiva, a veces invitándonos a participar en el caos, otras, distanciándonos para dejar que el espectador reflexione sobre la naturaleza de la locura.

El reparto es, sencillamente, excepcional. Jessica Lange, en el papel de Pepa, ofrece una actuación sublime. Su interpretación no se limita a la comedia física, aunque ésta también está presente y es descaradamente divertida, sino que logra transmitir con una fuerza increíble la desesperación y el anhelo profundo de la protagonista. Alfre Woodard, como la excéntrica y pragmática Agnés, contrasta perfectamente con la vulnerabilidad de Lange. La película está repleta de actuaciones memorables, desde Norma McCorvey (que, en un giro sorprendente y conmovedor, interpreta a una versión ficticia de la propia McCorvey) hasta Karen Valentine, que da vida a una madre adicta con una vulnerabilidad devastadora. El elenco, en general, se sumerge por completo en la locura de la situación, contribuyendo a la atmósfera única y perturbadora de la película.

El guion, adaptado de la obra teatral de Ira Levin, es de una agilidad y un ingenio asombrosos. Brooks no se limita a presentar situaciones extrañas; las explota con maestría, creando diálogos hilarantes y momentos de profunda reflexión. La película aborda temas como el divorcio, la soledad, la adicción y la pérdida de la identidad de una manera sutil y provocadora. La forma en que la casa se convierte en un microcosmos donde cada personaje lucha con sus propias demonios es brillantemente efectiva. Y es importante resaltar la inteligente referencia a la historia de Norma McCorvey y el aborto, un elemento que, lejos de ser meramente cómico, añade una capa de complejidad y profundidad a la narrativa.

‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’ es una película desafiante, a veces incómoda, pero fundamentalmente divertida y, sobre todo, humana. Es una obra maestra de la comedia que permanece en la mente mucho después de que terminan los créditos. Es un testimonio de la capacidad de la comedia para abordar temas serios con humor y perspicacia.

Nota: 9/10