Mulán (1998)

La reciente adaptación de Disney de ‘Mulán’ llega a las pantallas como un espectáculo visualmente deslumbrante, pero, a pesar de su brillo superficial, deja un sabor agridulce. Si bien la película cumple con la expectativa de ofrecer un despliegue de magia y efectos especiales que son sello distintivo de la compañía, es fundamental analizar más a fondo su narrativa y la profundidad emocional que logra transmitir. La película se centra en la historia de Hua Xiuwen, una joven china que, impulsada por el amor incondicional hacia su padre y el deseo de protegerlo de la guerra, decide disfrazarse de hombre para alistarse en el ejército imperial y enfrentar a los invasores hunos.

Dirigida por Niki Caro, la película se distingue por una dirección artística impecable y una atmósfera que logra capturar la rigidez y la brutalidad del período histórico. La película se aleja significativamente de la versión animada original, optando por un tono mucho más serio y realista. Este cambio es, en mi opinión, una de las mayores fortalezas de la película: la representación de la guerra es visceral y sin adornos, mostrando el sufrimiento y la dureza del combate de manera cruda y honesta. Sin embargo, esta elección estilística también podría considerarse un punto débil para aquellos que esperan una experiencia más ligera y centrada en el romance, como en la versión anterior. Caro logra un equilibrio entre la grandiosidad de la épica y el retrato humano de la protagonista, pero a veces el tono elevado puede restar fuerza a ciertos momentos de vulnerabilidad.

La actuación de Gong Li, como Hua Mulán, es, sin duda, el corazón de la película. Su interpretación es matizada y conmovedora, transmitiendo la inteligencia, la determinación y la fragilidad de una joven que se ve obligada a asumir un rol inesperado. La química entre Li Gong y Jet Li, que interpreta al capitán Li Shang, es palpable y añade un elemento romántico a la historia, aunque sin exagerar la carga sentimental. Las secundarias, como Jet Li como Li Shang y Andy Lau, aportan solidez al reparto y a la trama.

El guion, adaptado de la leyenda china, se mantiene fiel a los principales elementos de la historia, pero introduce algunas modificaciones que, aunque bien intencionadas, no siempre logran profundizar la complejidad de los personajes o los dilemas morales que enfrentan. La exploración de la identidad, la aceptación y la responsabilidad son temas centrales, pero a veces se presentan de forma superficial. El desarrollo de la relación entre Mulán y Li Shang es relativamente rápido y, en mi opinión, carente de la profundidad que podría haber enriquecido la trama. El conflicto con los Hunos es, en cambio, presentado con una claridad que, aunque necesaria para el ritmo, limita la ambigüedad moral inherente al conflicto.

En definitiva, 'Mulán' es una película visualmente impresionante que ofrece una reinterpretación moderna y adulta de una leyenda milenaria. Aunque no llega a ser una obra maestra, su mensaje sobre la valentía, la perseverancia y el poder del coraje es innegablemente conmovedor. Es una película que invita a la reflexión y que merece ser vista, especialmente por el esfuerzo que ha supuesto para Disney alejarse de su sello distintivo.

Nota: 7/10