Mundo futuro (1976)

“Mundo Futuro” (Westworld: Alpha) no es solo una secuela, sino una expansión inquietante y deliberadamente confusa de las ideas planteadas en su predecesora. La serie, producida por Jonathan Nolan y J.J. Abrams, se atreve a profundizar en la naturaleza de la realidad, la moralidad de la tecnología y el impacto del poder ilimitado, ofreciendo un viaje distópico que, aunque no siempre logístico, resulta profundamente absorbente.

La premisa, la ciudad artificial de Delos, se presenta como una utopía lúdica donde los visitantes pueden sumergirse en épocas y mundos distintos. Sin embargo, bajo la superficie brillante y el placer inmediato, se esconde una verdad sombría. La serie explora la dinámica entre los “Operarios”, seres artificiales que, aparentemente, mantienen Delos funcionando, y sus creadores, la élite que controla el complejo. Cuando un Operario es brutalmente asesinado, la reportera Amanda Wallace (interpretada con una elegancia contenida por Sanaa Latané) y el periodista Charles Browning (interpretado por John Hamm) son enviados a investigar. Esta investigación, lejos de ser un simple relato policial, se convierte en un descenso a las entrañas de Delos, revelando una intrincada red de manipulaciones, secretos y dilemas éticos.

La dirección de Nolan, con su habitual precisión y atención al detalle, construye una atmósfera de constante tensión. El uso de la iluminación, la banda sonora y la fotografía contribuyen a crear una sensación de inquietud y desasosiego. La puesta en escena es impecable, con diseños visuales que equilibran la opulencia de Delos con la brutalidad de su intriga. La dirección de fotografía de Peter Deming es particularmente notable, empleando la luz y la sombra para sugerir la naturaleza ilusoria del mundo que se presenta. No obstante, a veces la serie se deja llevar por una complejidad excesiva, diluyendo la trama en exceso y dificultando la comprensión del espectador.

Las actuaciones son, en su mayoría, sobresalientes. Sanaa Latané aporta una intensidad tranquila y observadora a Amanda, una mujer que lucha por mantener su integridad en un mundo donde la verdad parece ser un lujo. John Hamm, por su parte, ofrece una actuación particularmente convincente como Charles Browning, un hombre atormentado por su pasado y obsesionado con la búsqueda de la justicia. El resto del reparto, que incluye a Tuppence Middleton y Ed Skrein, también cumple con creces. Sin embargo, la interpretación de los Operarios, que son vitales para el funcionamiento de la historia, a veces resulta algo superficial, carente de la profundidad emocional que podría haber enriquecido el relato.

El guion, aunque ambicioso, es quizás el aspecto más problemático de la serie. Si bien la premisa es original y la idea de cuestionar la realidad y la moralidad es fascinante, la trama a veces se vuelve laberíntica, con múltiples flashbacks, cambios de perspectiva y detalles confusos. Aunque se pretende crear una sensación de desconcierto y cuestionamiento, a veces se trata más de frustración para el espectador. La serie se beneficia de una relectura de los episodios en conjunto para desentrañar los hilos narrativos, lo que sugiere que el guion necesita una pulida más precisa para consolidarse como una obra maestra.

Nota: 7.5/10