Muñeco diabólico 3 (1991)

“Muñeco Diabólico 3” se presenta como una curiosa, aunque finalmente decepcionante, incursión en el universo de terror slasher juvenil. Ocho años después de su traumática experiencia, Andy Barclay, ahora en plena adolescencia, se enfrenta a la reaparición de Chucky en una academia militar, un escenario que, en teoría, prometía una atmósfera de tensión y claustrofobia que faltaron en gran parte de la película. Sin embargo, la ejecución termina resultando bastante carente de la energía y la originalidad que caracterizaron las entregas iniciales de la saga.

La dirección de Michael Donner, que regresa a la silla directorial, es bastante competente, logrando mantener un ritmo de acción razonable y ofreciendo algunos momentos de suspense visualmente efectivos. El uso de la academia militar como telón de fondo, con sus pasillos laberínticos y sus espacios cerrados, podría haber servido para intensificar la sensación de peligro inminente, pero la película no explota al máximo este potencial. En cambio, se centra más en la persecución física que en el desarrollo psicológico de los personajes, lo cual es una pena, ya que Andy, interpretado por Chad Michael Murray, carece de la profundidad emocional necesaria para hacer que su trauma resulte realmente convincente.

Las actuaciones son, en general, correctas, aunque con algunas excepciones. Donald Sutherland, como el padre de Andy, aporta una tranquilidad y un cariño paternales que contrastan con la amenaza constante que representa Chucky. Donald Faison, como el mejor amigo de Andy, Richard, ofrece momentos de humor ligero que, aunque bien intencionados, a veces interrumpen el tono de terror. Sin embargo, la actuación de Chad Michael Murray como Andy es la más débil de la película. Su interpretación resulta demasiado juvenil y carente de la madurez emocional necesaria para que el espectador se preocupe genuinamente por su destino. La presencia de Jennifer Tilly como la excéntrica y poderosa Tiffany Duchamp, por otra parte, es un alivio cómico bien empleado, aportando un toque de originalidad y una química memorable con Chucky.

El guion, escrito por Wes Craven y Douglas Woods, resulta un tanto predecible y recurrente a clichés del género slasher. Las motivaciones de Chucky, aunque supuestamente complejas en relación a su venganza, se reducen a una simple repetición de sus deseos de matar a Andy. La trama se desarrolla de manera lineal y carece de giros inesperados que pudieran elevar la experiencia. La idea de la recreación del muñeco a partir del plástico derretido es una premisa interesante, pero se explora de forma superficial y no se aprovecha al máximo su potencial simbólico. La película se esfuerza por retomar el tono más “creepy” de las primeras entregas, pero se desvía demasiado hacia la acción exagerada, diluyendo el elemento de terror psicológico.

A pesar de sus fallos, “Muñeco Diabólico 3” no es una película del todo olvidable, pero tampoco destaca por su calidad. Ofrece algunos momentos de susto y una reinterpretación del personaje de Chucky que, aunque inconsistente, puede resultar entretenida para los fans más acérrimos. Sin embargo, carece de la inteligencia y la ambición que hicieron de las primeras entregas un hito del terror slasher.

Nota: 5/10