Mustang (2015)

“Mustang” es una película que se instala en la memoria como un susurro persistente, no como un rugido estridente. La dirección de Deniz Saygı se erige como un elemento central de su fuerza, ya que logra capturar la esencia de la inquietud y la rebeldía juvenil con una sutileza impresionante. No recurre a la grandilocuencia visual ni a la exposición didáctica; en cambio, confía en la fotografía natural, en los planos que observan a las hermanas desde la periferia, y en la propia intensidad de sus miradas para transmitir la creciente frustración y la desesperación que las consumen.

El guion, adaptado de un relato de Silvio Perilli, es delicado y se centra en el proceso gradual de transformación de las cinco hermanas. No se trata de una película de acción, sino de un drama psicológico que explora la pérdida de la inocencia, el control familiar y el choque entre la tradición y el deseo de libertad. La historia no se narra con un ritmo acelerado; en cambio, se permite respirar, permitiendo que la angustia y la tensión se acumulen hasta el clímax, que no es explosivo sino devastadormente realista. La película no juzga; simplemente observa cómo las estructuras familiares y sociales, con sus normas implacables y sus prejuicios arraigados, oprimen a estas jóvenes, reduciendo su potencial a la mera herramienta de reproducción. La complejidad del tema – la violencia silente y sistemática de una sociedad que criminaliza la sexualidad femenina – la hace particularmente impactante.

Las actuaciones son magistrales. Las cinco actrices, Neda آقazada, Helin Suar, Tugba Yeşilyurt, Pozen Koçak y Wildefire Çelik, ofrecen interpretaciones crudas y auténticas. Cada una de ellas interpreta a su hermana con una intensidad palpable, transmitiendo con sus rostros y gestos la angustia, la tristeza y el anhelo de escapar de un destino predeterminado. Se nota la química entre ellas, creando un ambiente realista y creíble. Neda آقazada, en particular, como la más joven de las hermanas, destila una vulnerabilidad conmovedora que te atrapa desde el principio. No son heroínas, son niñas que intentan, en vano, mantener su integridad frente a un sistema que las quiere reducir a objetos.

“Mustang” no es una película fácil de ver, pero es una película necesaria. Su fuerza reside en su honestidad brutal y en su capacidad para generar empatía por estas jóvenes que, en un rincón remoto de Turquía, se enfrentan a una realidad devastadora. Es un retrato del poder de la tradición, del prejuicio y de cómo estas fuerzas pueden destruir la vida de una persona, especialmente de una mujer joven. La película deja una huella imborrable, instándonos a reflexionar sobre la libertad, el respeto y la importancia de escuchar las voces de aquellos que no tienen la oportunidad de ser escuchados.

Nota: 8.5/10