Mutum (2007)

“Mutum” no es una película que te llega como una explosión repentina; es más bien una lenta y metódica erosión de la realidad, un proceso que se desarrolla en el árido paisaje de Minas Gerais y que finalmente conduce al espectador a cuestionar sus propias convicciones. Dirigida con maestría por Daniel Egler, la película se centra en la vida de Thiago, interpretado con una intensidad palpable por Thiago da Silva Mariz, un hombre que lucha por mantener un mínimo de estabilidad familiar en una granja remota. La película no se detiene en la narración convencional; se sumerge en la atmósfera opresiva de la región, utilizando la fotografía y el diseño de producción para transmitir una sensación constante de inquietud y aislamiento.

La dirección de Egler es notable por su capacidad de construir tensión. No recurre a sustos baratos o giros argumentales predecibles. En cambio, juega con el ritmo, el silencio y la mirada de los personajes para generar un sentimiento de desasosiego. La película se construye sobre la desconfianza; la relación entre Thiago y su familia se desmorona gradualmente, alimentada por secretos, mentiras y la incapacidad de comunicarse. La actuación de Rômulo Braga como João Miguel y la de Luiz Carlos Vasconcelos como Luiz Carlos son especialmente convincentes, reflejando con precisión la angustia y la desesperación que sienten sus personajes. La química entre los actores es fundamental para el desarrollo del conflicto interno que permea la película.

El guion, adaptado del libro homónimo de Nelson Rodrigues, es quizás el punto fuerte de la película. No se simplifica la complejidad de las relaciones familiares ni intenta ofrecer respuestas fáciles. La historia explora temas como el poder de la memoria, la culpa, la identidad y la búsqueda de la verdad, pero lo hace de una manera sutil y provocadora. La obra de Nelson Rodrigues, conocida por su experimentación y su enfoque en la psicología humana, se transmite de forma impecable a la gran pantalla. La película se atreve a confrontar la oscuridad que se esconde en lo cotidiano, revelando cómo las pequeñas mentiras y los silencios pueden generar heridas profundas.

Sin embargo, “Mutum” no está exenta de debilidades. A veces, el ritmo pausado puede resultar un poco lento para algunos espectadores, y la falta de un desarrollo más claro de algunos personajes secundarios puede restar dinamismo a la narrativa. No obstante, la atmósfera sombría y las actuaciones sólidas compensan estas posibles carencias. La película se presenta como una meditación sobre la fragilidad de la identidad y la dificultad de escapar del pasado, utilizando el contexto rural brasileño como telón de fondo para explorar dilemas universales. Es una experiencia cinematográfica intensa, que invita a la reflexión y que permanecerá en la memoria del espectador mucho después de que los créditos finales hayan rodado.

Nota: 7.5/10