“My Little Pony: Una Nueva Generación” no es una película destinada a convertir a los adultos en convertidos fervorosos. Con su premisa sencilla y su innegable enfoque en el público infantil, la cinta se presenta como un eslogan de marketing más que como una obra cinematográfica compleja. Sin embargo, para aquellos dispuestos a adoptar una actitud de apertura y a olvidar las expectativas propias de un largometraje de animación, la película ofrece un agradable viaje por un mundo vibrante y lleno de bondad.
La dirección de Teddy Mika se centra en la estética, y esa es, sin duda, su principal fortaleza. Equestria, con sus colores chillones, sus paisajes idílicos y sus diseños de personajes renovados, es un espectáculo visualmente atractivo. Los movimientos de cámara son fluidos y las secuencias de acción, aunque simplistas, se ejecutan con una energía contagiosa. La película está diseñada para captar la atención de los más pequeños, y en ese aspecto, triunfa ampliamente. No obstante, a veces esa búsqueda de deleite visual se traduce en una falta de profundidad en la narrativa.
El reparto de voces es sólido, con las actuaciones de Alexa Vega como Sunny y Lucien Laviscount como Ryder particularmente destacadas. Vega transmite la inocencia y la curiosidad de Sunny con una sinceridad que resulta convincente. Laviscount aporta una dosis de humor y vulnerabilidad al personaje de Ryder, lo que le convierte en un aliado instantáneamente simpático. Los demás miembros del elenco, incluyendo a Stephen Fry como el temible Rey Absolute, cumplen su cometido con modestos pero efectivos resultados. Aunque la mayoría de los personajes son arquetípicos, sus voces y personalidades se delinean lo suficientemente bien como para generar cierta conexión con la audiencia.
El guion, sin embargo, es el punto débil de la película. La historia, centrada en la recuperación de la magia y la amistad, es predecible y carece de giros inesperados. Los diálogos son directos y a veces redundantes, y la trama avanza a un ritmo lento, lo que puede resultar tedioso para los espectadores más maduros. La resolución del conflicto final es demasiado fácil y poco satisfactoria, dejando al espectador con una sensación de que la película podría haber explorado temas más profundos y significativos.
A pesar de sus fallas, “My Little Pony: Una Nueva Generación” logra su objetivo principal: entretener a los niños. Es una película optimista y sin complicaciones que celebra la amistad, la valentía y la importancia de creer en uno mismo. Si buscas una película familiar ligera y visualmente estimulante, esta podría ser una opción adecuada. Pero si esperas una narrativa compleja o un desarrollo de personajes profundo, es probable que te sientas decepcionado. Es, en definitiva, una película para disfrutar en compañía de los más pequeños, con la mente abierta y preparada para un mundo de magia y amistad.
Nota: 6/10