Napoli velata (2017)

“Napoli Velata” no es una película que se olvida fácilmente. Es, en esencia, una fotografía de una ciudad impregnada de melancolía, un reflejo de la grieta emocional que recorre la vida de los personajes que la habitan. Francesco Munno, en su debut como director, logra crear una atmósfera densa, casi palpable, que se alimenta del esplendor decadente de Nápoles, convirtiendo la ciudad en un personaje más de la historia. El vestuario, la iluminación y la banda sonora, cuidadosamente elaborada, construyen un paisaje onírico y poético que atrapa al espectador desde el primer instante. No se trata de una cinta que busca la espectacularidad, sino de una exploración introspectiva del alma humana y de la manera en que el pasado puede perseguirnos sin que lo sepamos.

La trama, aparentemente sencilla, gira en torno a la vida de Lucio (Tony Serval), un restaurador que lleva una vida solitaria y reservada en Nápoles. Su existencia tranquila se ve sacudida por la llegada de Antonella (Alida Marzano), una mujer misteriosa que despierta en él recuerdos olvidados y una pasión recóndita. La relación que se desarrolla entre ambos es compleja y cargada de tensión, marcada por una incomunicación que se manifiesta en gestos y miradas. Serval ofrece una actuación soberbia, transmitiendo con sutileza la angustia y la soledad de su personaje, evitando caer en estereotipos emocionales. Marzano, por su parte, aporta una presencia magnética, su mirada penetrante y su silencio, a veces, hablan más que las palabras. Su interpretación, intensa y contenida, refleja la propia tristeza que impregna la película. La química entre los dos actores es excepcional, y la tensión que genera su relación es palpable.

Si bien el guion de Marco Meloni es, en general, sólido y evocador, presenta algunas lagunas. A veces, la narrativa se adentra demasiado en la introspección de los personajes, perdiendo cierta dinamismo. El ritmo pausado, aunque contribuye a la creación de la atmósfera, podría sentirse, en ocasiones, un poco lento. Sin embargo, este aspecto puede interpretarse como intencional, considerando el tono melancólico de la obra. El desarrollo de la historia, centrado en la reconstrucción del pasado de Lucio y de Antonella, requiere una atención especial por parte del espectador, ya que la clave para comprender la profundidad emocional de la trama reside en la inferencia y en la interpretación personal. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que invita a la reflexión sobre los secretos que guardamos y las heridas que reprimimos.

“Napoli Velata” es una película contemplativa, que exige al espectador una dosis de paciencia y sensibilidad. No es un melodrama convencional, sino una obra delicada y poética, que explora la naturaleza del recuerdo y el poder de la ciudad para evocar emociones y secretos. La dirección de Munno es precisa y refinada, y la fotografía, realizada por Vittorio Biscopa, es de un excelente nivel, capturando la belleza y la melancolía de Nápoles. En definitiva, es una película que se queda en la memoria, como un susurro de la historia que se cuenta en las callejuelas de la ciudad.

Nota: 7.5/10