Los piratas de las islas salvajes (1983)

“Los piratas de las islas salvajes” no es, precisamente, una epopeya cinematográfica que marque una ruptura con el género de aventuras marítimas. Sin embargo, la película de 1986, con la dirección de Richard Wilson, logra ensamblar un relato entretenido y, en ocasiones, sorprendentemente conmovedor, que se sitúa con solidez en la tradición del romance naval y la lucha contra la tiranía. La trama, aunque predecible en su esencia, está bien construida, ofreciendo un ritmo pausado que permite a la película respirar y a los espectadores conectar con sus personajes.

La dirección de Richard Wilson es discreta pero efectiva. No se lanza a espectáculos grandilocuentes, sino que se centra en la creación de atmósferas y en la captura de la belleza y la brutalidad del Pacífico Sur. La fotografía, con sus vibrantes colores y sus planos aéreos que revelan la inmensidad del océano, es una de las mayores fortalezas de la película. Wilson sabe emplear estos recursos visuales para intensificar la sensación de aislamiento y peligro que experimenta el protagonista.

Tommy Lee Jones, en el papel del bucanero Bully Hayes, ofrece una actuación sólida, que va más allá de la imagen estereotipada del pirata. Jones aporta una complejidad al personaje, mostrando un hombre atormentado por su pasado, con una mezcla de astucia, vulnerabilidad y un fuerte sentido de la justicia. La química entre Jones y Michael O’Keefe es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. La relación entre Nathaniel y Bully es orgánica y gradual, pasando por la desconfianza inicial a una genuina amistad y, eventualmente, a un respeto mutuo. Jenny Seagrove, como la prometida de Nathaniel, también cumple con creces, aportando ternura y determinación al personaje.

El guion, adaptado de la novela de Maxwell Berkeley, presenta algunas debilidades, especialmente en lo que respecta a su desarrollo. Algunos diálogos resultan un tanto expositivos y las tramas secundarias no están del todo bien integradas. Sin embargo, la película logra evitar la excesiva inverosimitud que a veces asalta a estas historias. Se trata de una aventura que se basa en la acción, el heroísmo y el romance, elementos que se presentan con un cierto grado de credibilidad dentro de su propio contexto. La película aborda temas como la redención, la moralidad y la importancia de la lealtad, aunque sin profundizar en ellos excesivamente. La historia se centra en el viaje emocional de los personajes, en su lucha por la supervivencia y por recuperar la esperanza.

En definitiva, “Los piratas de las islas salvajes” es una película entretenida y visualmente atractiva, ideal para quienes disfruten de las historias de aventuras marítimas. No es una obra maestra cinematográfica, pero sí una buena opción para pasar una tarde agradable. La película ofrece un entretenimiento sin pretensiones, con una buena dosis de acción, un romance convincente y una sólida actuación del siempre carismático Tommy Lee Jones.

Nota: 7/10