“Navidades negras” es una de esas películas que te atrapa desde el principio, no por su originalidad narrativa, sino por la tensión palpable que construye. Dirigida por Sophia Jiménez, la película se centra en un grupo de chicas universitarias que, en el preámbulo de las vacaciones, deciden celebrar con una fiesta en el campus. Lo que comienza como una noche de diversión y camaradería se convierte rápidamente en una pesadilla cuando las chicas comienzan a recibir llamadas telefónicas anónimas, cada una más perturbadora que la anterior. La atmósfera, creada con maestría por la cinematografía de Elena Vargas, es densa, claustrofóbica y se alimenta del uso inteligente de la luz y la sombra, reforzando la sensación de vulnerabilidad y aislamiento.
La fuerza de la película reside en la dirección de Jiménez, quien consigue mantener un ritmo constante, alternando entre la normalidad de la vida estudiantil y la creciente paranoia de las protagonistas. Evita caer en los clichés del thriller psicológico, centrándose en el impacto emocional de las llamadas y en la desesperación de las chicas al intentar entender qué está pasando. La película explora la dinámica de grupo, la inseguridad femenina y la vulnerabilidad ante el acoso, temas que, aunque no siempre tratados con la profundidad que merecen, se abordan con honestidad y sin sentimentalismos gratuitos. No hay exploziones ni persecuciones, lo que permite un enfoque en la psicología de los personajes y en la construcción gradual de la amenaza.
Las actuaciones son sobresalientes. El reparto femenino, liderado por la carismática Clara Moreno, entrega un trabajo impecable. Moreno, en particular, personifica la mezcla perfecta de vulnerabilidad y fuerza que caracteriza al personaje principal. Los demás miembros del elenco secundario, como el inquietante Daniel Soto y la serena Sofía Fernández, complementan la actuación y contribuyen a la credibilidad de las historias que se tejen. Particularmente notorio es el trabajo de Soto, quien, a través de la voz y la presencia, transmite la inminente amenaza sin necesidad de recurrir a la violencia física. La química entre las actrices es palpable, intensificando la sensación de que están realmente en peligro.
El guion, aunque no revolucionario, es sólido y bien construido. La estructura narrativa, centrada en la serie de llamadas anónimas, es efectiva para generar suspenso y mantener al espectador en vilo. Se evitan los revelaciones rápidas, dejando que la tensión crezca lentamente a medida que se van descubriendo detalles sobre el pasado de las chicas y las posibles motivaciones del acosador. Sin embargo, la trama podría haberse beneficiado de mayor ambigüedad, ya que la identidad del acosador y sus razones son reveladas de una manera algo lineal. La falta de una justificación completamente satisfactoria para la amenaza final, aunque comprensible dentro del tono de la película, podría haber dejado al espectador con una sensación de inconclusión.
En definitiva, “Navidades negras” es un thriller psicológico que, si bien no ofrece una propuesta radical, sí logra crear una atmósfera de suspenso inquietante y explorar temas relevantes de manera honesta. Es una película que te acompañará después de verla, haciéndote cuestionar la seguridad y la vulnerabilidad en el mundo que te rodea. No es una obra maestra, pero es un entretenimiento sólido y, en ciertos momentos, realmente efectivo.
Nota: 7/10