Negocios de familia (1989)

“Negocios de Familia” (Family Business), la última incursión de Christopher Miller y David Harold, es una comedia de acción que, aunque no alcanza la brillantez de sus predecesores, ofrece un entretenimiento sólido y, en ocasiones, sorprendentemente divertido. La premisa, una familia entera planeando un robo a un banco, podría parecer cliché, pero la película logra inyectarle un toque de ingenuidad y un elemento de humor peculiar que la distingue de otros thrillers familiares con fines similares.

La dirección de Miller y Harold es eficiente, manejando bien el ritmo y la tensión entre las escenas de acción y las situaciones cómicas. No se detienen a analizar en profundidad los dilemas morales de los personajes, optando por centrarse en la ejecución del plan y en las reacciones exageradas del elenco. Esto, en cierto modo, funciona a favor de la película, permitiendo un mayor énfasis en el humor físico y las situaciones absurdas. Sin embargo, esto también implica una falta de profundidad psicológica; los personajes permanecen como arquetipos, relegados a su función dentro del plan.

El elenco, liderado por Michael Keaton, Jon Heder y Samuel L. Jackson, ofrece interpretaciones sólidas y, en general, entretenidas. Keaton, en particular, aporta una vulnerabilidad inesperada al personaje de un padre que intenta, con resultados desastrosos, mantener el control de su familia. Jon Heder, conocido por su papel en “Napoleon Dynamite”, aporta un toque de humor distintivo y su actuación compensa, en parte, la falta de desarrollo del personaje. Samuel L. Jackson, como siempre, se roba cada escena en la que aparece, ofreciendo momentos de comedia brillante y un carisma innegable. La química entre los miembros de la familia es el corazón de la película y, para sorpresa de muchos, se siente genuina.

El guion, aunque carente de originalidad en cuanto a la trama, se beneficia de un diálogo ingenioso y de situaciones cómicas bien planteadas. El planteamiento de un robo “perfecto”, con todos los obstáculos que implica, es la principal fuente de conflicto y, por ende, de diversión. Las secuencias de acción son exageradas y, a menudo, ridículas, pero contribuyen al tono general de la película. No obstante, algunos diálogos se sienten forzados y la resolución del conflicto final es un tanto apresurada, dejando algunos cabos sueltos. La película no se atreve a explorar las consecuencias de sus actos, centrándose únicamente en la comedia y el espectáculo.

En definitiva, "Negocios de Familia" es una comedia de acción disfrutable, pero sin pretensiones. No busca ser una obra maestra cinematográfica, sino un entretenimiento ligero y accesible para el público general. Si buscas una película que te haga reír y te mantenga entretenido durante dos horas, esta puede ser una buena opción. Pero no esperes una historia compleja o una reflexión profunda sobre la familia y la moralidad.

Nota: 6/10